viernes, 27 de septiembre de 2019

AHÍ ESTÁ TU CORAZÓN




Muchas veces cometemos errores, porque no logramos descubrir lo que
es realmente importante.

Se le culpa de esto a los jóvenes, porque consideramos se dejan llevar por los impulsos; pero hay adultos que disfrazan su conciencia, para sentir que lo que hacen es lo mejor, aún sabiéndolo que no es así.

Bien lo dice el evangelio: "Dónde está tu tesoro, ahí está tu corazón"... mi pregunta es: ¿En qué cosas o personas se pone el corazón?

A veces creemos que lo importante es lo que nos causa placer o es para beneficio propio aunque pase por encima de muchas cosas.

Es fácil justificarnos y estirar la conciencia, acomodándola a nuestros actos.

Con el paso del tiempo y mientras vivimos, nuestros actos, nuestro ser de persona, va adquiriendo responsabilidades y compromisos que hay que cumplir a cabalidad.

Los derechos van de la mano con los deberes... si cumplimos nuestro deber, tendremos derecho a reclamar lo que merecemos y/o necesitamos.

Hay derechos gratuitos, se nos dan por el solo hecho de estar vivos y ser seres humanos hay derechos que se ganan de acuerdo a lo que somos y hacemos.

Por ejemplo, una mujer que se casa, adquiere compromisos como Madre, que van por encima de todo lo demás, porque tienen hijos que depende de ella, lo mismo los padres.

Una persona que estudia y alcanza una profesión, tiene derecho al trabajo, pero a la vez el deber de cumplir éticamente y a cabalidad su misión, dentro de su profesión.

¿Qué es lo que es realmente importante para nosotros? ¿acaso las cosas materiales, las fiestas, la diversión, el placer y los beneficios propios? ¿ o aquello que de verdad depende de nosotros porque hacen parte de nuestros compromisos o tienen un valor grande en nuestra vida?

¿Y Dios? ¿En qué lugar lo tenemos? ¿le damos el lugar que se merece en nuestra vida?

Pienso que lo primero es saber responder a nuestros deberes como ser humano, como católico, como hombre y/o mujer, como profesional y todos los que hemos adquirido.

A cada uno se nos han dado dones y talentos para que a lo largo de nuestra vida los cultivemos y los multipliquemos, y eso se logra si los trabajamos responsablemente y los ponemos al servicio de los demás... a lo largo de ese proceso, se pude disfrutar de ellos y defender los derechos que hemos adquirido.

Cómo cuesta entender esto y descubrir lo que realmente es primordial.

Nos dejamos llevar por las necesidades del cuerpo, por el placer, por aquello que nos aumenta nuestros beneficios.

Tratemos de ver las cosas con los ojos de Dios; descubramos los dones y talentos que se nos han dado y trabajemos por multiplicarlos, no para beneficios propios, sino para ponerlos al servicio de los demás y devolverlos a Aquel que nos lo dio, que es realmente el dueño.

Pensemos en lo que es realmente importante, pues hay muchas personas
que necesitan de nosotros y no les estamos dando el lugar que merecen.

¿Cuáles son tus tesoros? ¿Qué es lo que realmente tiene importancia para ti?

DONDE ESTA TU TESORO AHÍ ESTA TU CORAZÓN eso nos dice el Señor.


EL JUEGO DE PELOTA




Hace muchísimos siglos en el cerro Curutaran, Juego de Pelota, se enfrentaron para jugar dos dioses: Cupanzieeri y Achuri Hirepe, dios de la noche. Jugaron durante todo el día con mucho brío, pues ambos dioses querían lograr el triunfo. Al llegar la noche, el juego se terminó con la victoria de Achuri Hirepe, por lo tanto el dios Cupanzieeri fue sacrificado en el templo de Xacunan, la Jacona actual. El ganador, a más de la victoria, obtuvo a la mujer de Cupanzieeri que se encontraba embarazada en ese momento. A los pocos meses nació Siráta-Tápezi, hijo del dios perdedor. Las pikurpiri lo escondieron en un pueblo localizado en la sima de un cerro, al que se conocía con el nombre de Akuntaro. Ahí se crió el muchachito, quien resultó muy hábil para la cacería, y el manejo de la flecha y la honda.
Cierto día que se disponía a cazar se encontró con una iguana, ésta le habló y le dijo que no la matase, que le iba a revelar un secreto. Le dijo que el que el joven creía que era su padre, no lo era; que el que fungía como su padre era en realidad el asesino del mismo, y que Cupanziehri había sido sacrificado en una templo por órdenes de Achuri Hirepe. Siráta se fue presto hacia el Juego de Pelota y escarbó en el templo hasta encontrar un costal que contenía los huesos de su padre. Tomó el costal y se alejó del lugar. Cuando iba caminando de camino a su casa, se encontró con una parvada de codornices y las quiso cazar; los huesos del dios se convirtieron en un enorme venado sin cornamenta, con el pelo muy largo y una cola gruesa y súper larga. El venado se echó a correr hacia el Este y le dijo a su hijo: – ¿Hijo mío, sabe que algún día regresaré por el mismo lugar por el que ahora me voy. Cuando regresé todo el pueblo se espantara como una parvada de codornices!
Cuando llegaron los españoles, todos los indios purépecha creyeron que era el dios Cupanziehri que había regresado como le hubo dicho a Siráta-Tápesi.


jueves, 26 de septiembre de 2019

CANGREJOS




Se llama cangrejos a diversos crustáceos del orden de los decápodos. Este orden, caracterizado por tener cinco pares de patas, de los cuales dos suelen ser sus pinzas, incluye a los crustáceos de mayor tamaño, como langostasgambas y camarones, además de las diversas formas que se llaman cangrejos.
Lo que tienen en común todos los llamados cangrejos es su carácter bentónico, es decir que viven vagando sobre el fondo. Sólo algunas especies de la superfamilia Portunoidea han desarrollado secundariamente un hábito nectónico, es decir, viven nadando entre dos profundidades en vez de en el fondo. Otro rasgo común, compartido con algunos otros decápodos, es que el primer par de patas locomotoras se ha convertido evolutivamente en un par de pinzas, que emplean para la captura y manipulación del alimento, para el cortejo, o para la disputa territorial.
Existen más de 4000 especies de animales que son o pueden ser llamados cangrejos. La mayoría viven cerca o dentro del agua, aunque algunos sólo van al agua para reproducirse. Los cangrejos no suelen ser grandes nadadores, sino que se desplazan por el fondo sobre sus patas, y en muchos casos son capaces de transitar fuera del agua e incluso de trepar por las palmeras.
Como artrópodos que son, los cangrejos están dotados de un exoesqueleto cuyo componente principal es la quitina, el cual en su caso adquiere a menudo el carácter de un verdadero caparazón, porque suele estar mineralizado con carbonato cálcico. Como para el resto de los artrópodos, el crecimiento requiere de una muda del exoesqueleto, ocasión que muchas especies aprovechan para reproducirse.


LA VIDA



"APRENDÍ A MORIR VIVIENDO... Y A VIVIR MURIENDO"

DON RAFAEL DE RUIZ




En la antigua Villa de Pitic, en el estado de Sonora, durante los inicios del siglo XIX, vivían cuatro Padres Conspicuos; es decir, padres ilustres y sobresalientes,  que pertenecían a la Orden Franciscana. Siempre llevaban una capucha que nunca se quitaban, e iban descalzos. Los habitantes de la villa se burlaban de ellos y les llamaban los “padres mocosos”, por sus ojos siempre llorosos y sus narices irritadas. Los Padres Conspicuos caminaban en parejas por las calles rezando todo el tiempo, hasta llegar al río cercano a la villa, donde se detenían, miraban hacia los puntos cardinales, lloraban, y luego se regresaban al convento donde vivían, siempre en completo silencio.

Por esa época, llegó a la Villa de Pitic don Rafael de Ruiz de Avechucho, dispuesto a contraer matrimonio con alguna criolla, pues se consideraba que eran muy honestas. Buscar novia entre las criollas se había hecho costumbres, y muchos caballeros españoles acudían a la Villa con tal propósito, pues pensaban que las españolas se habían vuelto un tanto licenciosas.
Don Rafael no era muy rico, pero sí acomodado. En cuanto llegó hizo buenas migas con el Padre Prior del convento franciscano. Frecuentemente entraba a la iglesia para depositar su limosna que serviría para prestar ayuda a los indios seris y pimas de la región, que siempre se acercaban, hambrientos y enfermos, a la Villa de Pitic a solicitar caridad.
Al poco tiempo de haber contraído matrimonio a don Rafael se le enfermó la criollita de una horrible epidemia que asoló por esos tiempos a la Villa. En seguida, el español acudió al convento franciscano solicitando ayuda médica, pero la enfermedad había avanzado mucho, y doña Blanca, a pesar de su fortaleza y juventud, se encontraba a punto de morir. Don Rafael, desesperado, pidió al Padre Prior que le enviara a los padres Conspicuos, con la esperanza de que la sabiduría de los religiosos encontrara algún remedio para aliviar a la desgraciada esposa. Ante la petición el Prior contestó que no existían tales padres Conspicuos, que se trataba de una leyenda inventada por el pueblo. Pero don Rafael no le creyó y, muerto de angustia, se dirigió al río buscando desesperadamente a los padres Conspicuos. Llamó, gritó, imploró y hasta maldijo a los padres; pero todo fue inútil, los Padres Conspicuos nunca aparecieron y nunca nadie les volvió a ver. Doña Blanca murió y el desdichado de don Rafael se volvió completamente loco.


miércoles, 25 de septiembre de 2019

LOS CAMINOS



"RECORRÍ MUCHOS CAMINOS... Y SIEMPRE ENCONTRE AL MISMO HOMBRE"

ZAZIL HA




La ciudad de Chetumal es la capital del estado de Quintana Roo, situado en el sureste mexicano. La palabra “Chetumal deriva del vocablo maya ch’aal temal que significa “donde crecen los árboles rojos”; o bien, para algunos estudiosos de la lengua maya proviene de chaac, lluvia, te, ahí, y emal “bajar, lo que vendría a ser “allí donde bajan las lluvias”. La ciudad fue fundada por los itzáes quienes formaron el cacicazgo de Chactemal, y después fue dominada por los putunes.
El último señor que gobernó esta ciudad se llamó Nachán Can o Nacán Ka’an. Tuvo una hija a la que llamó Zazil Ha. Nachán Can recibió en su cacicazgo (kuckabal) a un español que había naufragado y que se llamaba Gonzalo Guerrero. Al llegar a Chetumal se convirtió en esclavo junto con su compañero de naufragio Jerónimo de Aguilar. Gonzalo se adaptó muy bien a la cultura y a las costumbres de los mayas, se convirtió en guerrero y llegó a ser nacom; es decir, capitán de guerreros. Asimismo, se labró la cara y se perforó los lóbulos de las orejas. Se había convertido en un verdadero indio maya.
Gonzalo se asimiló tanto a la nueva sociedad indígena en la que el destino lo colocó, que incluso se casó con la hija del Señor de Chetumal, Zazil Ha, cuando ésta solamente contaba con catorce años de edad. A esta bella princesa también le llamaban Ix Chel Ka’an. A poco tiempo de vivir en matrimonio tuvieron tres hijos (dos varones y una hembra), los primeros mestizos que México conoció, quienes presentaban la deformación craneal común en aquellos tiempos, signo de belleza y rango.
Cuenta la leyenda que una de las hijas de Zazil Ha, la primogénita fue sacrificada a Kukulkán, -Serpiente de Plumas y dios máximo de los mayas- en Chichen Itzá, para que la deidad se condoliera y acabase con una plaga de langostas que asolaba la región.
Cuando Hernán Cortés, enterado de que en la ciudad de Chetumal vivían dos españoles que habían llegado como náufragos, quiso rescatarlos y volverlos a su cultura original, pero Gonzalo Guerrero se negó rotundamente, y Zazil Ha, muy enojada, le respondió a fray Jerónimo de Aguilar el encargado por Cortés de convencerlo que regresase con su gente: -¡Mirad con lo que viene este esclavo a llamar a mi marido, que se vaya en mala hora y se ocupe de sus asuntos!  Y así continuaron viviendo juntos la princesa maya y el español náufrago que se convirtió en indio maya, hasta que ambos murieron.


martes, 24 de septiembre de 2019

AMARANTO



"SERÁ QUE AMARANTO... ES AMARTE TANTO"

LOS ENCUENTROS DE CADA DÍA



En el encuentro de cada día, al principio lejano y luego sin darse cuenta se va dando la cercanía; se cruzan las miradas y se acomodan en aquello que impresiona o cautiva; un gesto, una sonrisa, las palabras que encajan y se sintonizan; permitiendo contemplar lo que muy dentro de cada quien habita.

Parecieran que fueran uno más entre todos los que muy cerca caminan, siguen de largo o se detienen, a veces se notan a sí mismo indiferentes; no hay nada especial aún, no se programa nunca lo que se siente; tan solo surge sin avisar, se instala en el alma como una nueva luz que se enciende.

Un detalle puede acercar las almas; una frase o comentario que se ofrece como si nada, pero que logra tener eco y produce resonancia; el aparecer por arte de magia cuando más se necesitaba; el descubrir afinidades, explorar a pie descalzo el alma; ir creando rituales que inspiran confianza y calma.

Y en ese compartir momentáneo se descubren y resaltan cualidades, surgen afinidades; la presencia se hace amena y necesaria, se van creando lazos especiales; quizás aún no lo definen y ni lo saben; pero ya no son parte de un montón; los nombres se leen diferentes, porque al pronunciarlos, algo nuevo y muy profundo se siente.

Las escenas compartidas, ya no se olvidan; renacen en cualquier pensamiento, sin importar un lugar u hora ya sea de noche o de día; dibujan en el rostro lágrimas o sonrisas que quienes ajenos las ven, no saben qué las motiva; se reconstruyen los episodios interiormente, queriendo que cada momento vivido se eternice para siempre.

Se busca cualquier oportunidad para saber como están, para compartir lo que hicieron, hacen o harán; ya el diario vivir de cada quién, no hace parte solo de uno, sino de dos; se sienten parte de un algo que sin entender exactamente qué es, son conscientes que es muy valioso y especial, y hay que cuidarlo y cultivarlo.

Y aparecen los detalles sin pedirlos ni programarlos, son inspirados, surgen voluntarios; Se preocupan el uno del otro, queriendo verle siempre bien, siendo capaz de hacer lo que sea porque así fuera y nada ni nadie le empañe, le haga llorar o temer.

Ante todo esto, saben que aunque puedan estar físicamente lejos, se encuentran demasiado cerca, porque ha nacido un sentimiento; tan fuerte que estrecha las almas, tan puro que no empaña y permite contemplar la esencia; tan libre que no exige ni ata, tan noble que no juzga sino que perdona; tan cierto que habla con la verdad, tan intenso que permite sentirlo siempre, pensarlo al despertar en cada momento y soñarlo a la hora de descansar.

No hay duda, existe una nueva estrella en el firmamento, ha nacido un sentimiento, puedes ponerle por nombre, Amor o Amistad.

EL GATO DE LUISITO




Luisito tenía doce años y vivía con sus padres en la Ciudad de México. Por las noches escuchaba que en el alfeizar de su ventana un gato gris maullaba. Un día el niño abrió la ventana, vio lo bonito que era el animal y decidió meterlo a la casa. Lo tuvo escondido por varios días en su cuarto sin que sus padres se enterasen.
Al tomar confianza, el gato gris dio inicio a una serie de maldades dirigidas contra el padre de Luis. Rasguñaba las puertas, rompía sus pantuflas, y decidió romperle con sus garras todas sus ropas que colgaban del ropero. Por fin el padre se dio cuenta que las maldades provenían del gato que había metido el chico a la casa. Se puso furioso y agarró un fuerte palo con la intención de matarlo al felino, al tiempo que el niño le suplicaba que no lo hiciera.
Cuando estaba a punto de asestarle el golpe fatal, el gato, con los ojos brillantes como ascuas le dijo: – ¡Hey, Basilio, quieres matarme por segunda vez? Al escuchar estas palabras el hombre empezó a temblar y a llenarse de miedo, pues reconoció la voz de un hombre al que había matado en una pelea de cantina. El gato se hizo visible y se convirtió en el espectro del ex amigo asesinado. Le indicó al asustado padre que no era su intención matarlo, sino simplemente hacerle la vida imposible y vigilar sus movimientos. Lo torturaría con sus maldades hasta hacerle la vida imposible… hasta volverlo loco.
Y así lo hizo el gato. Siguió viviendo en la casa y cada día hacía una de los suyas. Se subía a los roperos y cuando Basilio pasaba se le echaba encima. Una vez le sacó un ojo. Se orinaba sobre el padre de Luis cuando estaba durmiendo. Mordisqueaba los planos que el hombre realizaba para su trabajo, pues era ingeniero. No podía recibir visitas porque a todas las arañaba. El gato estaba incontrolable y ni el mismo Luis tenía ascendiente sobre él.
Así pasaron muchos meses y el gato, a veces con apariencia de espectro y a veces con apariencia de gato, no dejaba de molestar a Basilio que ya estaba harto y sumamente nervioso. En cierta ocasión mientras el gato dormía, Basilio se le acercó sigilosamente llevando con una correa a un gran perro para que lo devorase. Pero el gato se dio cuenta y tomando su aspecto de fantasma, se echó sobre el perro y lo destripó. Nada podía matarlo.
Al cabo de dos años de esta situación. El hombre de suicidó colgándose de una viga de la casa. Al verlo balancearse, el gato gris alzó su hermosa cabeza para verlo y le dijo: – ¡Ahora estamos a mano, Basilio! Y desapareció para siempre.


lunes, 23 de septiembre de 2019

A´PIPÍ Y A´POPÓ



"MAMI, MAMI. MAMI... MIRA LO QUE ESTOY HACIENDO"

domingo, 22 de septiembre de 2019



"SI UN PERRO NOS MORDIERA... LE PEDIRÍAMOS EXPLICACIONES"

LA CHONITA



En el estado norteño de Chihuahua la tradición oral nos refiere una leyenda muy dramática que se ha trasmitido de boca en boca desde hace muchos años. En dicha ciudad existe una calle algo apartada del centro, donde se encuentra una tienda que vende trajes de novia. La tienda cuenta con un gran escaparate donde se exhiben algunos trajes, y en el centro del  mismo se encuentra un maniquí que representa a una joven muy bella que luce  un traje especialmente hermoso. El maniquí es una obra de arte, tanta es su semejanza a una joven y su realismo es tanto que los habitantes de la ciudad le han puesto el nombre de La Chonita.


La tienda pertenece a una viuda, doña Raquel, que vivía muy feliz con su joven hija de diez y ocho años, ambas ocupaban la parte de arriba de la tienda, donde se encontraba la casa habitación. Todo marchaba de maravilla para las dos mujeres, la tienda daba lo suficiente para vivir confortablemente y sin preocupaciones económicas. Sin embargo, un triste acontecimiento puso fin a tanta felicidad, pues un buen día la hija empezó a presentar síntomas de una extraña enfermedad. Doña Raquel
llevó a su hija con muchos médicos de la ciudad sin ningún resultado positivo, incluso viajaron a la ciudad de México, pero todo fue inútil, la enfermedad siguió avanzando, hasta que llegó el día en que la joven murió.
La madre, desconsolada por la pérdida de su hija, lloró mucho. En su dolor tuvo una idea. La sufrida dama decidió embalsamar a su hija, vestirla con un magnífico traje de novia y exhibirla en el centro del escaparate a fin de que todas las personas pudieran admirar la inmaculada belleza de la criatura.
Desde entonces, corre de boca en boca y en todos los ámbitos la creencia de que el maniquí central de la tienda de vestidos de novia, no es sino la Chonita, la hermosa joven que muriera en la flor de la edad.


jueves, 19 de septiembre de 2019

Y QUE SE ECHÉN EL MASIOSARE




En el año 1808 Napoleón Bonaparte invade España. Este hecho hace que Miguel Hidalgo se una definitivamente a los patriotas y criollos creando la rebelión contra el gobierno colonial español en México.
Durante la primera mitad del año 1810 el grupo patriótico formado en su mayoría por criollos, o sea, españoles nacidos en México, llevan a cabo una serie de reuniones clandestinas pro-independencia llamadas posteriormente La conspiración de Querétaro.
En la noche del 15 de Septiembre de 1810, Miguel Hidalgo manda a Mauricio Hidalgo, Ignacio Allende y Mariano Abasolo frente a un grupo de hombres armados para liberar a las personas que fueron presas por estar a favor de los movimientos independistas.
En la madrugada del 16 de Septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costilla hace sonar las campanas de la iglesia reuniendo a todos los independistas y pronuncia su famoso Grito de Dolores, un discurso que motivaba a rebelarse contra el actual gobierno español.
Miguel Hidalgo logra dentro del próximo año decretar la abolición de la esclavitud y derogar los tributos obligatorios impuestos a los indígenas muriendo fusilado en Chihuahua el día 30 de Julio de 1811.
La Independencia de México solo se consigue después de una década de guerras el día 27 de Septiembre de 1821.


miércoles, 18 de septiembre de 2019

LOS CHARROS



"PA´ LOS TOROS DEL JARAL... LOS CHARROS DE ALLÁ MESMO"

martes, 17 de septiembre de 2019

EL HOMBRE DE LA CAJA




En tiempos muy remotos y lejanos, cada que se cumplía un año, era de ley que la Tierra se inundara y todo se volviera un espantoso caos.
En cierta ocasión a un indígena tepehua se le ocurrió la idea de elaborar una caja y meterse dentro de ella para no morir ahogado cuando llegara el momento de la inundación. Y dicho y hecho, se puso a construir una buena caja con la madera que recogió de su entorno.
Cuando empezó a notar que llegaba el día de tan terrible inundación que devastaba la Tierra, el hombre se metió dentro de la caja, la cerró con un tablón y encima de la tapa colocó a un verde loro que tenía como mascota.
Mientras tanto, el agua caía torrencialmente y cada vez se inundaba más y más la Tierra, hasta que la inundación llegó al cielo. El agua se movía demasiado y provocaba que la caja chocara contra el cielo. El loro, que se encontraba encima de ella, se daba de golpes contra el cielo, y trataba de esquivarlos bajando la cabecita y encorvándose; razón por la cual ahora todos los loros andan medio agachados.
Al cabo de un cierto tiempo, el agua de la inundación empezó a bajar, y bajó tanto que llegó de nuevo a la Tierra. En ese momento, el hombre decidió abrir la caja y salir de ella, pues se encontraba medio entumido.
Cuando quiso poner un pie en la superficie, se dio cuenta de que la tierra estaba demasiado enlodada y chiclosa, lo cual no le permitía salir, pues se quedaría atrapado en el lodo. Entonces decidió esperar hasta que se secara lo suficiente. Esperó y esperó hasta que la tierra se secó.
Cuando pudo salir, el hombre se dio cuenta de que a su alrededor habías muchos pescados que el agua había dejado en su tremenda subida. Este hecho lo puso muy contento y se dispuso a hacer un buen fuego para para los pescados y comérselos.
Por su astucia el hombre se había salvado de morir ahogado y había obtenido un sabroso y buen alimento.


domingo, 15 de septiembre de 2019

LA DOMITILA A CABALLO



"QUE LINDAS SE VEN... MONTADAS EN UN BUEN CUACO"

JOSÉ DE LUZ MEJÍA




José Tomás de la Luz Mejía Camacho, militar conservador Queretano, nacido en el pueblo de Pilar de Amoles, fue un indio otomí de familia pobre. Peleó en la batalla de la Angostura, en Coahuila, contra el ejército estadounidense que invadió México. Como su participación fue muy destacada en la tal batalla, Antonio López de Santa Anna le nombró comandante. Pasadas algunas otras hazañas militares, formó aparte del ejército imperial de Maximiliano de Habsburgo, y se adhirió a las filas del general Frédéric Forey.

Una vez derrotado el Imperio de Maximiliano por las tropas liberales juaristas, se le sentenció a muerte junto con el emperador y Miguel Miramón, el otro traidor a la patria.  La viuda de Tomás Mejía fue a recoger su cadáver a Querétaro para llevárselo a su casa en México. Como estaba sumamente pobre y no tenía dinero para enterrarlo, la triste viuda aprovechó que el cadáver estaba magníficamente embalsamado y tomó la decisión de sentar a Tomás en la sala de su casa, misma que se encontraba en la Calle de Guerrero de la Ciudad de México.
Cuenta la leyenda que ahí estuvo el desdichado Tomás sentado por tres largos meses en la sala. La escena debió ser horripilante, a pesar de que la mujer le colocó en una posición bastante natural, lo vistió con su mejor traje negro y le puso un par de guantes blancos.
Al enterarse el presidente don Benito Juárez de lo que estaba pasando en la casa de los Mejía, se condolió de la situación y le dio a la dama el suficiente dinero para que fuera enterrado el militar decentemente.
Solucionado el problema, la triste viuda enterró a su marido en el famoso Panteón de San Fernando, uno de los más antiguos de la capital, ubicada en la Plaza de San Fernando 17, en el centro de la Ciudad de México, el cual subsiste hasta nuestros días. 
Una anécdota atribuida a Tomás Mejía cuando estaba junto a Maximiliano y Miramón en el Cerro de las Cruces, preparados frente al paredón, nos cuenta que al oír el derrotado emperador Maximiliano un toque de corneta, se volteó hacía Mejía y le preguntó: -General, dígame. ¿Es ese toque la señal de la ejecución? A lo que el indio guerrero le respondió: ¡No lo sé, señor, es la primera vez que me fusilan!


sábado, 14 de septiembre de 2019

CAMARONES



"CAMARÓN QUE SE DUERME.... SE LO LLEVA LA CORRIENTE" 

sábado, 7 de septiembre de 2019

UN TESOO ENTERRADO




En esta leyenda conoceremos la historia de un campesino que desobedeció las órdenes de un muerto.

Por culpa de su avaricia desapareció sin dejar rastro.

Cerca de la frontera, en un valle escondido de Mexicali, nació la leyenda del tesoro enterrado.

Como sucede en muchos ranchitos de México, don Apolonio se levantó desde muy temprano para cosechar su parcela.

Eran alrededor de las cuatro de la madrugada cuando el hombre de más de 40 años regaba los surcos de algodón.

Sin embargo, aquella madrugada fue víctima de un espanto.

Su perro comenzó a ladrar, se le erizaba el pelo del lomo y sus ojos resplandecían.

A su vez, el campesino buscaba entre las milpas altas si había algún intruso.

No encontró a nadie y volvió a casa blanco del susto.


viernes, 6 de septiembre de 2019

SUICIDA



"LOS SUICIDAS... SOLO TIENEN FE EN LA MUERTE"

POR UN DILUVIO




Esta leyenda nos relata que por el año de 1718 cayó en la ciudad una lluvia torrencial que duró 40 días e inundó gran parte de esta localidad.

En ese entonces, afuera de la ciudad hacia el poniente, vivía una India tlaxcalteca esposa de un zapatero, que guardaba en su casa una imagen de la virgen de La Purísima y cuando las aguas desbordadas del río llegaron a ese barrio, se dice que la piadosa mujer acercó con fe la imagen al borde de las olas.

Casi de inmediato, la corriente perdió fuerzas y se salvaron de la inundación aquella barriada y la ciudad también.

Este milagro influyó para que esa mujer construyera una pequeña capilla que llamó casa de la virgen, donde las mujeres de esa época iban a rezar todos los sábados, aunque el lugar estaba fuera de la ciudad.

Actualmente el templo que se encuentra en ese lugar refleja la arquitectura religiosa moderna de la ciudad.

jueves, 5 de septiembre de 2019

DOÑA PANCHITA




La colonia Roma es sede de uno de los edificios más hermosos, junto a la Plaza Río de Janeiro entre Orizaba y Durango se encuentra la casa de las brujas, aquí en este lugar vivió Panchita, toda una celebridad en su época.
Ella era una bruja-chamán, se le conocía por sus efectivos hechizos al grado de ser frecuentada por toda clase de personas: Presidentes y sus esposas, gente de la farándula y personajes importantes eran vistos por ahí muy seguido.
Panchita siempre fue una buena persona y aprovechó sus dones para ayudar a los demás; Sin embargo, después de su muerte su espíritu se quedó en este lugar y cuentan los vecinos que aún hoy en día se le puede ver entre los pasillos del edificio jugando bromas a los inquilinos y asomándose por las ventanas.

Bárbara Guerrero, doña Panchita, sigue su labor de ayuda y solución a los problemas de los desesperados que de repente la han visto aparecerse frente a ellos, con gusto les ayudará con la finalidad que ellos le ayuden a penar en su muerte, y así ella pueda cumplir con los acuerdos que hizo en vida con otros espíritus y pronto pueda obtener su eterno descanso.

LA GRANDEZA



"MIENTRAS MÁS GRANDE ES EL HOMBRE... COMPRENDE MEJOR LO PEQUEÑO"

CÓMODA



"LA CÓMODA DE TU HERMANA... QUE ACOMÓDAME A TU HERMANA"

LA CASA DE JUAN




Ubicada en la calle que ahora se llama 20 de noviembre, en el Centro Histórico, se encuentra lo que es una enorme casa colonial, en ella vivía hace muchos años un señor acaudalado de nombre Juan Manuel de Solórzano, quien estaba casado con una de las más bellas mujeres de la época, lo que causaba los celos de don Juan Manuel. Él sospechaba que su esposa lo engañaba y envenenado por esta idea, un día logró contactar al diablo, a quien le pidió le dijera la verdad sobre su esposa y el amante.
El diablo al ver su desesperación se aprovechó de él y lo engañó pidiéndole que todas las noches a las once en punto saliera a matar al primero que pasara por ahí y así el demonio le ayudaría a que nadie se enterara, de esta forma mataría al amante de su esposa.

Don Juan Manuel realizó este ritual noche tras noche, hasta que un día asesinó a uno de sus sobrinos que le había ido a buscar a esa justa hora.

Desde esa noche el Don dejó de cumplir con el trato y días después se le encontró muerto, desde entonces la leyenda cuenta que quien pase afuera de esa casa será interceptado por don Juan Manuel quien preguntará la hora y si la persona contesta “Son las 11” será asesinada sin dejar rastro alguno de su crimen.

EL CALLEJÓN DONDE VIVE EL DIABLO




En la colonia Insurgentes Mixcoac se encuentra este famoso corredor, cuentan que después de que el sol se oculta nadie se atreve a pasar por ahí.
La leyenda dice que en este lugar muchos años atrás un joven hizo un pacto con el diablo y desde entonces está embrujado y quien por ahí pase puede encontrarse con el demonio.
Cierto día un joven escuchó la leyenda y dicen que se envalentonó y se atrevió a decir que iría a ese callejón al caer la tarde, él no le temía a nada y demostraría que no existía tal cosa como el diablo.

Entonces en la madrugada se dirigió a este sitio con algunos amigos quienes no se atrevieron a cruzar el callejón, él burlándose del miedo de sus compañeros comenzó a caminar y justo cuando llegó a la mitad, el mismito diablo se le apareció y se lo llevó en un abrir y cerrar de ojos; desde entonces no se sabe nada de él.

Los amigos asustados corrieron y se dice que jamás hablaron del asunto que presenciaron, pero algunos de ellos vivieron en una constante paranoia.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

LA ENFERMERA EULALIA




Cuenta la historia que una joven de nombre Eulalia comenzó a trabajar en un hospital como enfermera, ella siempre vestía impecable, sin una arruga en su ropa y atendía con singular alegría a sus pacientes.

En este hospital ella conoció el amor por primera vez, aunque no fue bien correspondida, ya que el doctor del que ella se enamoró no la quería como ella creía.

Sin embargo lograron convertirse en novios, pero un día el doctor la abandonó para irse de luna de miel con su verdadera esposa.

Esto le rompió el corazón a Eulalia y desde este día el trato que ella tenía con los pacientes cambió drásticamente; Se convirtió en una enfermera fría y descuidada, además de malhumorada, su desdicha la hacía cometer errores con los pacientes casi al grado de hacerlos perder la vida.

Pero un día la enfermedad cayó sobre ella para convertirse entonces en una paciente más del mismo hospital Juárez.
Nunca se repuso y poco antes de morir tuvo la lucidez de arrepentirse de los malos tratos que tuvo con sus pacientes y prometió que ella cuidaría de ellos en el hospital después de su muerte.
Desde ese día se dice que una enfermera de rostro borroso increíblemente presentable y bien planchada, vaga por los pasillos y habitaciones del hospital cuidando a los pacientes, suministrándoles sus medicamentos y ayudando a sus compañeras quienes también creen haberla visto.



EL INTERÉS POR EL DINERO




"CUANDO EL DINERO ES SU ÚNICO INTERÉS... LA VIDADEL HOMBRE CARECE DE INTERÉS"

UNA IGLESIA EN LA ERMITA




A mediados del siglo XVII residía en la villa campechana un caballero llamado Gaspar González de Ledesma, que se contaba entre los miembros más conspicuos de la elite local. Hombre acaudalado, su personalidad se manifestaba de acuerdo con su favorable condición económica. Sustentaba Don Gaspar un criterio que hoy se calificaría de pragmático, pues entre diversas concepciones, fruto de su manera de apreciar las cosas, sostenía la opinión de que la vida pertenece a los audaces. Típico de aquel rico hombre era el punto de vista de que la modestia sólo conduce a frustaciones y lágrimas; y decía que los pobres lo son por sus titubeos y miedos, que les impiden aprovechar las oportunidades que se les ofrecen. Como se comprende, Don Gastar únicamente respetaba a sus iguales; y a los humildes y desposeídos los ignoraba, si no es que sentía hacía ellos un profundo desprecio.
En materia de religión, Don Gaspar no era precisamente un ateo, pero tampoco se distinguía por su piedad; y aunque por precaución no externaba sus convicciones en este terreno, dadas las costumbres imperantes, a su juicio la oración y las prácticas del culto representaban fruslerías y, según él, constituían el refugio de los pusilánimes y fracasados.
Cierta vez, el caballero de nuestro relato, después de una jornada de lucrativos negocios que realizó en varias ciudades de España, se embarco en Cádiz para retornar a Campeche. En la nao viajaban, como compañeros de travesía de González, individuos de distintas nacionalidades y oficios que se dirigían a América ya sea para ocupar una vacante disponible en la administración colonial; ya para emprender una industria que sirviera para aumentar, mediante la explotación de las fabulosas riquezas americanas, los dividendos del comercio proteccionista de la Metrópoli; ya en plan de simples aventureros. Entre aquellos pasajeros figuraba un fraile que marchaba al Nuevo Continente en misión evangelizadora. Era el tal un ser menudo, apergaminado y enjunto, que en la nave se mantenía apartado de los demás. Este hombre de Dios, a pesar de su sencillez, atrajo la atención de Don Gaspar, quien le buscó conversación. El hermano, a quien nombraremos Fray Rodrigo, no era lo que parecía, pues causó en el de Ledesma la mejor de las impresiones tanto por su sabiduría como por su conocimiento del mundo y, especialmente, por su filosofía inspirada en la fe y las Sagradas Escrituras. No dejó Fray Rodrigo de percibir que se las había con un descreído, y se las ingenió para iniciar su labor catequizadora atacando la muralla de soberbia encarnada por Don Gaspar.
Durante el trayecto, el burgués observó que el clérigo casi no tomaba alimentos, que sistemáticamente rechazaba los que consumían la tripulación y los otros viajantes, y que, para subsistir, usaba exclusivamente agua, miel y frutas secas que guardaba en su zurrón. Además, el ricachón vio que Fray Rodrigo era un devoto de la Santísima Virgen María, cuya imagen llevaba en el relicario. Y como se estableció alguna camadería entre los dos personajes, en una ocasión dijo Don Gaspar al fraile: -Hermano, vuestro estilo de vivir es una prueba de que yo tengo razón y que vos estáis totalmente equivocado.
¿Por qué habláis así?-, preguntó Fray Rodrigo.
-Porque es evidente que no coméis porque estáis enfermo o porque sois pobre. En cualquier caso, vuestra situación procede del oficio a que os dedicáis, pues no hay otro más triste y contrario a la naturaleza que el de fraile. ¿Quién puede estar a gusto con nada si constantemente sufre privaciones y el escarnio de la gente, además de estar incapacitado para luchar por los bienes que hacen agradable la vida?
-No os expreséis así, hermano –repuso el misionero-, pues blasfemáis. Considerad que yo escogí la carrera de sacerdote por mi voluntad; y, por otra parte, habéis de saber que la Madre de Dios ha sido siempre mi bienehechora, como lo es de todos los hombres, y esto se refiere también a vos.
-¡Pamplinas! –respondió Don Gaspar-. Hasta ahora me he bastado sin nadie; y yo os garantizo que jamás necesitaré ayuda de ningún santo, que por lo demás no entiendo cómo pueda prestarme auxilio alguno. Entre los humanos, padre, únicamente cuentan la iniciativa y la astucia, aunque vos pretendáis que recibimos asistencia de arriba. Yo os aseguro que sólo el poder de un hombre es superior al de otro hombre.
Y en pláticas de este cariz iba transcurriendo el largo recorrido.
Pero una mañana el capitán de la embarcación advirtió a los pasajeros que se aprestaran a resguardarse porque en el horizonte se avizoraban señales de tormenta. Efectivamente, al atardecer los signos del temporal se afirmaron, y al entrar la noche se desató una furiosa tempestad. La marejada sacudía la base zarandeándola como un juguete, y altas olas barrían la cubierta y los compartimentos del bajel. Y, en vista de que a medida que las horas pasaban la tormenta arreciaba, el capitán dispuso evacuar el barco que, por los embates del huracán, estaba a punto de zozobrar. Mas no fue posible cumplir la orden transmitida, Una sucesión de olas gigantescas se abatió sobre el navío que, al quedar sin equilibrio, naufragó y fue despedazado por la potencia del terrible maremoto.
Mientras la tempestad continuaba azotando los restos del buque, los desdichados ocupantes del mismo, incapaces de ponerse a salvo, desaparecían tragados por el mar. Solamente el solitario fraile superó el desastre, pues, con ímprobos esfuerzos, había logrado abordar unos maderos que, a modo de improvisada balsa, le sirvieron para no se arrastrado por la vorágine al fondo del océano. Fray Rodrigo, recobradas sus energías, oteaba alrededor suyo para ver de descubrir  a algún sobreviviente y tratar de ayudarlo. Pero todo era en vano. El mar había absorbido a los navegantes. Sin embargo, un golpe de las olas estrelló contra las tablas un cuerpo, y el misionero, con peligro de perecer en el maremágnum, lo aprisionó por un brazo. Y depositándolo sobre la balsa, que a cada minuto amenazaba irse a pique, reconoció, al destello de los relámpagos, al rescatado: ¡Era Don Gaspar González, aquel que pensaba que el mundo pertenece a los poderosos!.
La tempestad amainó; y mientras el sacerdote, rezaba sus oraciones fúnebres por el alma del comerciante, éste exhaló un gemido. ¡Aún vivía! Inmediatamente Fray Rodrigo extrajo de su zurrón pócima que dio a beber al semiahogado, y segundos más tarde Don Gaspar vomitó una tremenda cantidad de agua salada. Ya algo reanimado, el fraile administró unas gotas de vino gracias a las cuales recobró la lucidez. ¡Y su sorpresa no tuvo límites al saberse ileso en el centro del Atlántico y al lado del franciscano!
En los días que siguieron de náufragos, sometidos a la acción del inclemente sol y moviéndose lentamente a la deriva, se mantuvieron con la parca ración que el padre Rodrigo transportaba en su bolsa de peregrino. Hasta que las provisiones se agotaron. Y entonces el hombre fuerte, el que siempre se había burlado de los débiles y los pusilánimes, se entregó a la desesperación. -¿Qué vamos a hacer, hermano Rodrigo? ¡Moriremos de hambre y de sed! ¡Yo no quiero morir!- gritaba. A lo que el religioso contestaba: -¡Tened fe en Dios y la Virgen, señor de Ledesma! No ganáis nado con quejaros. Si creéis en la potestad divina, rogad de todo corazón por vuestra salvación, y yo os juro que aun acariciaréis  a vuestro nietos.
Para colmo, una segunda tempestad estalló sobre los desgraciados; y, debido a la irresistible vendaval que soplaba, la balsa se abrió por la mitad, con lo que en su superficie ya sólo había espacio para uno de ellos. Don Gaspar, trémulo de espanto, se aferró al madero. Y, antes de perder el conocimiento, escuchó lejanamente la voy del fraile, que le decía: -No temáis, infeliz Don Gaspar. Ahora comprobaréis que nuestra Madre nunca abandona a sus hijos. Sólo os pido que elevéis vuestras plegarias a la Santísima Virgen, y confiad en que saldraís de esta calamidad.
No supo González cuánto tiempo estuvo inconsciente; pero, al despertar, se encontró en tierra, en una playa desierta a ala que había sido arrojado por la resaca. Quiso incorporarse, pero a extenuación se lo impidió. Y, al repetir su intento, de su diestra resbaló un relicario en el que reconoció el que llevaba al cuello Fray Rodrigo. Una especie de luz cegadora iluminó el descernimiento del infortunado, y a su mente acudieron en tropel las escenas ocurridas en el viaje y los dantescos acontecimientos de la tormenta. Aquilató hasta la última raíz de su espíritu el desprendimiento del franciscano, que se sacrificó para que él el altivo González de Ledesma, se librara de los horrores de la muerte. Y cayó desmayado.
Personas bondadosas que hallaron exánime náufrago se encargaron de proporcionarle los cuidados necesarios para su restablecimiento. Y, ya suficientemente fortalecido, le suministraron los medios para trasladarse de Cuba, la tierra a donde providencialmente había sido lanzado por la borrasca, a Campeche.
De más esta decir que Don Gaspar llegó al puerto transformado, y fue su cambio tan completo que sus amigos apenas le identificaron: la soberbia se había trocado en mansedumbre, y la ostentación de antaño se mudó en humildad. Obedeciendo a un impulso sobrenatural, vendió su patrimonio y el producto lo distribuyó entre los pobres.
Y con una parte de lo obtenido mandó construir la capilla que, a ruego suyo, fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora, consagrándose en el altar la imagen del relicario de Fray Rodrigo.
Finalmente, Don Gaspar solicitó ser designado guardián del templo; y, satisfecha su petición, visitó el burdo hábito del ermitaño que, socorrido por la caridad pública, terminó sus días en olor de santidad en calidad de siervo de Nuestra Señora del Buen Viaje.