miércoles, 31 de agosto de 2016

LA CRUZ DE ZACATE



En la Ciudad de Tepic, en el estado mexicano de Nayarit, se encuentra en un templo la famosa Cruz de Zacate, que según los creyentes es una cruz sumamente milagrosa.
Una leyenda relata que hace muchos años, en 1619, la ciudad contaba con cincuenta y seis habitantes: diez y seis eran españoles y cuarenta indígenas.
Se trataba de un pueblo muy pobre, dedicado al acarreo de sal en recuas de mulas.
Como eran tan pobres y siempre habían sido muy leales a la Corona Española, las autoridades le habían solicitado al virrey que los dispensara del pago de tributos, puesto que no podían pagarlos.
Un cierto día, entre el pueblo de Tepic y el actual Jalisco, camino del Cerro de San Juan, un muchacho que iba a caballo arreando unos animales perdió el control del mismo, y no podía controlarlo por más que lo había tratado.
En ese momento se dio cuenta que en un pedazo del campo por donde estaba, había una cruz de yerba verde que sobresalía de la demás yerbas que se encontraba a su alrededor.
La yerba de la cruz estaba esponjada, alta, espesa y crespa. Medía la cruz tres varas de largo y una de ancho, con la parte superior de la cruz un poco más ancha, como si simulara el letrero que llevan las cruces y que dice INRI, iniciales de “Jesús Nazareno, rey de los judíos”.
Recordemos que una vara mexicana equivale a 0.838 metros.
Inmediatamente, el mocito fue a dar aviso a las autoridades eclesiásticas y civiles del pueblo, para que acudieran y dieran fe del maravilloso hallazgo.
Aprovechando lo milagroso de la aparición, algunas mujeres cortaron yerba de la cruz para hacer infusiones que curaran sus enfermedades.
Otras tomaban tierra de cerquita de la cruz y se la aplicaban a los enfermos como cataplasmas en el cuerpo doliente. Y como todos sanaban, los pueblerinos decidieron que la cruz era milagrosa.
Cubrieron a la cruz con una ramada y la cercaron. Se llevó a cabo una misa. Por todo el Valle de Matatipac corrió la noticia de la aparición de la milagrosa cruz de hierba. Muchas personas acudían a ver a la cruz, a cortarle yerba, y a llevarse tierra para curarse a sí mismos o a sus familiares enfermos.
Lo curioso era que aunque le cortasen zacate, la cruz nunca dejaba de tenerlo, y aunque se llevasen mucha tierra, nunca faltaba ni se veían hoyos. Por otra parte, la milagrosa cruz no necesitaba de cuidados, ni de riegos ni de poda; siempre estaba verde, sana y no crecía demasiado.
Ni el frío ni la escarcha la marchitaba. Siempre estaba igual: verde y mullida.
Más adelante, en 1694, los frailes franciscanos decidieron levantar en el sitio un santuario, y en 1784 se edificó un convento franciscano. Durante la Guerra de Reforma, el coronel Antonio Rojas destruyó la cruz, pero volvió a brotar en todo su esplendor.
Actualmente, la cruz se encuentra en la Zona Centro de Tepic, protegida por muros y reja de hierro, y muchos ex votos de mármol colocados junto a ella, dan cuenta de lo milagrosa que es la Cruz de Zacate.

martes, 30 de agosto de 2016

OPOCHTLI



El Zurdo, uno de los Tlaloques compañeros de Tláloc, inventó las redes para pescar y un instrumento al que llamó minacachalli, tridente que servía para ensartar a los peces y matarlos.
Además, Opochtli inventó los remos y los lazos para cazar a las aves. El dios inventor llevaba todo el cuerpo pintado de negro y la cara de color marrón.
En la cabeza lucía una corona elaborada de papel a la manera de una flor, y un gran penacho de plumas verdes adornadas con un pompón amarillo.
De la parte de atrás del penacho colgaban largas borlas, como si fuera una gran cola colorida.
Calzaba sandalias blancas; en la mano izquierda llevaba un escudo rojo con una flor blanca de cuatro hojas; en la derecha, ostentaba un cetro del que salían algunas flechas.
El día dedicado a honrarlo, en la fiesta del mes Etzalqualiztli en la que se festejaba a los Tlaloques, los pescadores –sobre todo los pescadores de los acalotes de Xochimilco y la gente de mar le ofrecían comida y pulque, cañas verdes, flores, copalli, cañas con yietl para fumar, y una yerba llamada yiautli, “hierba de nubes”. Los adoradores llevaban sonajas y le ofrecían momochitl, “palomitas” de maíz, que arrojaban frente a él, símbolo de los dioses del agua, al tiempo que los sacerdotes entonaban cantos en su honor.
Opochtli, junto con Xochipilli fue amante de Huehuecóyotl, el Coyote Viejo, dios del destino y la danza, patrón de los adultos y los adolescentes.

domingo, 28 de agosto de 2016

EL PUENTE DE PIEDRA



Durante la época de la Colonia, en Aguascalientes vivía un señor llamado don Bonifacio Gorostiza.

Este buen hombre tenía una sobrina llamada Emelina, cuyos padres habían muerto a causa de un tornado que había desolado el pueblo donde vivían con su hija.

Ante esta tragedia don Bonifacio la recibió en su casa, a la cual llegó la sobrina acompañada de una criada. Emelina tenía quince años y una belleza sobresaliente. Pretendientes no le faltaban.

Seis meses después de haber llegado la muchacha a casa de su tío, apareció en la ciudad don Fabricio Hernández, cacique conocido por sus tropelías y su desvergüenza.

Ante este hecho, don Bonifacio mandó a unos peones a seguir al tal cacique, a fin de impedir que se encontrase con Emelina, pues era sumamente mujeriego. Sin embargo, no pudo impedir que un Domingo de Ramos, Emelina y Fabricio se encontraran en el parque de la ciudad.

En cuanto se vieron, se enamoraron. Dieron comienzo las citas clandestinas de los enamorados que se las arreglaban de mil maneras para poderse ver a escondidas, pues sabían que don Bonifacio nunca aprobaría sus relaciones. Se reunían preferentemente en el puente de piedra, que estaba a la salida de la ciudad.

Pero un fatal día el tío de Emelina los sorprendió y, enfurecido, se le fue a golpes al cacique.
Fabricio sacó de su funda un pequeño puñal muy filoso, y le cortó la garganta al pobre del tío.
Al sentirse herido, don Bonifacio se aferró al cuerpo del asesino y ambos cayeron al río que estaba abajo del puente.
Emelina, desesperada por la muerte de su amado, juró serle fiel para toda la vida. El tiempo pasó, y la joven no pudo soportar más su desgracia y decidió quitarse la vida.
Tomó el puñal de su tío, se llegó hasta el puente y, pronunciando el nombre de su amado, se lo clavó en el corazón.
Desde entonces, al anochecer, se escuchan en el puente de piedra los sonidos de la pelea de los dos hombres, el chapuzón de su caída, y los lamentos de Emelina llamando desesperada a su adorado
Fabricio que nunca acude al desgarrador llamado.

sábado, 27 de agosto de 2016

LA MALDICIÓN DE LA LOBA



Había una vez una mujer muy vanidosa y mala que  se casó con un buen hombre y tuvieron 2 hijos.
La mujer perezosa no cumplía con sus labores domésticos y maltrataba a sus hijos.
Un día el marido cansado de la situación le dijo que ya estaba harto de llegar cansado con hambre y solo encontraba mugre; pero la mujer con sus encantos lo convencía.
Un día mientras la mujer cocinaba uno de sus pequeños corría jugueteando y sin querer tiro unos platos, ella lo agarró con rabia y se le vino la perversa idea de matarlo, lo cocinó y lo guisó en sopa, cuando llegó su marido quiso consentirlo y lo invitó a cenar.
El marido empezó a comer la sopa pero al comer encontró un dedo del niño y el hombre salto asustado gritando por lo sucedido y corrió a preguntarle que había hecho, porqué había un dedo humano en la comida; la muy cínica le dijo que siguiera comiendo, que había guisado a su hijo, que ya le había hartado y que sabia delicioso.
Después de ese incidente, a la mujer le cayó una maldición, la mujer se volvió loca y vagaba por los cerros aullando como una loba desesperada, llorando buscando a su hijo.
Se cree que hasta la fecha se escuchan sus aullidos por las noches y la gente de los alrededores teme por sus hijos.

viernes, 26 de agosto de 2016

JUAN GARRIDO SIEMBRA EL TRIGO EN MÉXICO



El 30 de junio de 1520, tuvo lugar una batalla entre españoles y mexicas que se conoce con el nombre de la Noche Triste.
Asesinado Moctezuma a manos de Hernán Cortés y después de múltiples victorias sobre los aztecas, el Capitán encontrábase instalado en Tenochtitlán como amo y señor, pero no por ello muy confiado militarmente.
La sangre vertida había sido demasiada; los víveres y las municiones empezaban a escasear, por lo que Cortés decidió abandonar, por la noche y con todo sigilo, la ciudad.
Mandó construir un puente de madera que le permitiera cruzar las acequias y los canales; hizo acopio del oro, la plata y las piedras preciosas obtenidos como botín, y emprendió la huída en una noche harto nublada.
A la vanguardia iba el capitán invicto Gonzalo de Sandoval con doscientos infantes, cinco caballos, los prisioneros de guerra, la gente de servicio y los portadores del bagaje.
En la retaguardia estaba el pelirrojo y sangriento Pedro de Alvarado y el resto de los soldados.
La primera acequia la pasaron sin dificultades, pero en la segunda los sacerdotes guardianes de los templos se apercibieron y dieron aviso a la población que, alertada y valiente, emprendió el ataque contra los enemigos por agua y tierra. La batalla fue cruenta y desfavorable para los españoles.
Cortés, al ver perdida su riqueza y a algunos de sus capitanes, púsose a llorar sentado en una piedra en Popotla, población cercana a Tacuba.
Juan Garrido, soldado de Cortés, se encontraba en la batalla. Sobrecogido por tal tragedia, se dio a la tarea de recoger los cadáveres de los españoles para darles sepultura en un solar situado en la Calzada de Tlacopan.
Gracias a sus méritos en la batalla, le fue otorgado un terreno que estaba en esa misma calzada y que le fuera otorgado al Capitán por el Ayuntamiento, y que a su vez donara a Garrido, con carácter oficial, con fecha 15 de marzo de 1521.
En este solar Juan Garrido plantó el primer trigo que conoció la Nueva España, en el número 66 de la actual Rivera de San Cosme, en la Ciudad de México.
Francisco López de Gómara en su Historia de la Indias, nos proporciona otra versión del lugar en donde tuvo su origen el trigo en México.
Para el cronista, su inicial aclimatación se inicio en Coyoacán, cuando al marqués le fueron llevados, desde el Puerto de Veracruz, unos sacos de arroz entre cuyos granos venían tres de trigo, mismos que el conquistador ordenó a Garrido que los sembrase inmediatamente.
De los tres granos de trigo dos no se dieron, sólo uno fructificó y proporcionó cuarenta y siete espigas que, con el andar del tiempo, dieron múltiples cosechas.
Cualquiera que fuese el lugar donde se sembró el primer trigo mexicano, el hecho es que cabe la gloria al negro Juan Garrido el haberlo cultivado.
Garrido había sido un negro esclavo que los españoles compraron a los traficantes holandeses. Procedía del Continente Africano, y debió ser sudanés o bantú, tribus que eran las más apreciadas para la rapiña de los europeos.
Era robusto, de gran estatura y muy joven, de aproximadamente dieciocho años cuando lo raptaron. Se dice que su inteligencia e ingenio eran fuera de lo común. 
Antes de llegar a México, había vivido como esclavo en Santo Domingo y en algunas otras islas del Caribe.
Habitó en Puerto Rico durante mucho tiempo, hasta que fue enviado a Cuba y destinado a Hernán Cortés para su servicio doméstico, para, posteriormente, entrar en la milicia.
Cuando llegó a la Nueva España, y gracias a su inteligencia y buen comportamiento, se le concedió la libertad y abrazó la condición de horro; es decir, de liberto.
En México se casó, no se sabe con quién, si con una negra o con una india, y tuvo tres hijos.
Al final de su vida padeció mucho y murió en la más completa miseria.
Juan Garrido perteneció a los seis primeros negros llegados al iniciar el año de la penetración hispana.
En su condición de liberto escapó a muchas, aunque no a todas, las restricciones y castigos a que estaban sujetos los negros en la incipiente sociedad Novo hispana.
Sus posibilidades de trabajo se vieron muy restringidas, pues nunca pudo ejercer un cargo en la administración gubernamental, ni ser dueño de hacienda, ya que les estaba prohibido tanto a los indios como a los negros.
Hasta su muerte continuó siendo un pequeño labrador de trigo el cual molía en su pequeño molino, para hacer su pan.
Se dice que murió en la miseria, pero se convirtió en leyenda.

jueves, 25 de agosto de 2016

TEPOZTÉCATL



Cuentan las abuelitas de Morelos que hace muchos años, una hermosa princesa se embarazó de un pajarito muy bello y de muchos colores.
Como la muchacha no estaba casada, los padres se enojaron mucho con ella, ya que no le creyeron que el padre era un pajarillo y pensaron que había sido un joven aprovechado.
Y como los padres no querían al niño, cuando nació decidieron abandonarlo en un hormiguero para que las hormiguitas se lo comieran. La hermosa princesa le había puesto el nombre de Tepoztécatl.
Pero las hormigas eran muy buenas y en lugar de devorarlo, lo alimentaron con gotas de dulce miel que obtenían de un panal de abejas silvestres.
Poco después, las hormigas decidieron dejarlo en un maguey para que muriera.
Al sentirlo, el maguey se puso muy contento, lo cobijó con sus pencas y lo alimento con el aguamiel que llevaba en sus entrañas.
Poco después, lo colocó en una caja de madera y lo puso sobre las aguas del río Atongo para que se lo llevara el río hasta la parte más baja y se ahogara.
Una pareja de viejitos que vivía en Tepoztlán y en ese momento estaba en las orillas del río, recogió la caja donde estaba el niño Tepoztécatl y lo criaron y cuidaron como su fuera su propio hijo.
El niño creció y se volvió fuerte y hábil con las armas. Cuando en una ocasión la terrible serpiente llamada Mazacóatl apareció por Xochicalco para comerse a los habitantes, el padre adoptivo del joven fue elegido para matarlo.
Pero como ya era viejito Tepoztécatl tomó su lugar sin importarle el peligro que corría.
Por el camino el muchacho recogió muchos trozos de obsidiana que guardó en su morral.
Tepoztécatl fue a luchar contra ella, la serpiente se lo tragó, pero el joven logró salir cortándole los intestinos por dentro con los cristales de obsidiana.
Cuando regresó a su pueblo todos lo festejaron y lo nombraron Señor de Tepoztlán y sacerdote del Dios Ometochtli, Dos Conejo.
Años después Tepoztécatl desapareció y se fue a vivir para siempre en la pirámide que se encuentra en la cima del cerro del Tepozteco.

miércoles, 24 de agosto de 2016

EL DANZÓN



El ritmo musical y baile conocido con el nombre de “danzón” tiene su origen en la danza y la contradanza europea (ritmo de danza en compás binario compuesto por secciones de ocho compases que se repiten) que llegó a La Habana en 1762, cuando migraciones de colonos franceses y negros de Haití llegaron a Cuba, a raíz de las revueltas de los trabajadores de los trapiches contra los patrones franceses. La contradanza se arraigó  en Cuba, y al recibir las influencias musicales del país, dio origen a una música criolla especie de contradanza, pero ya con sabor cubano. Un ejemplo lo encontramos en la composición Los Ojos de Pepa de Manuel Saumeill. La contradanza aumentó sus partes formativas y alargó el tiempo de baile, y se le llamó “danzón”, es decir, danza grande. El primer danzón  recibió el nombre de Las Alturas de Simpson (titulado así en alusión a un barrio de matanzas); se estrenó en Matanzas, una provincia de Cuba, el 1° de enero de 1879, ejecutado por una orquesta compuesta de trombón, cornetín, un fingle, dos clarinetes, un contrabajo, dos violines, un güiro y dos timbales. Este danzón (más otros 144) lo compuso Miguel Faílde, hijo de gallego y de una mulata cubana, quien también dirigía la orquesta. El danzón estaba estructurado por una introducción, un trío de clarinete y un trío de metales, y lo interpretaba la llamada “orquesta típica”. Ni qué decir que este danzón fue un éxito total, obligatorio en cada fiesta habanera.
Hacia inicios del siglo XX, el danzón se fue modificando e incorporó elementos de otros ritmos musicales como el son cubano (ritmo de la parte oriental de Cuba) y del son montuno, como se escucha claramente en el danzón titulado El Bombín de Barreto, de José Urfé. Desde entonces el danzón ha seguido su camino. En cuanto a la estructura musical del danzón nos dice un investigador que: es una especie de rondó que se desarrolla bajo el esquema AB-AC-AD-AF, es decir, (A) introducción que después se torna en estribillo, (B) desarrollo del primer tema, (A) estribillo, (C) desarrollo del segundo tema, (A) estribillo, (D) ocasionalmente, desarrollo del tercer tema, (A) estribillo, poco acelerado al final que resuelve en (F) “montuno” final, ligeramente más vivo. Como en los temas B, C y D pueden acomodarse las melodías de canciones populares de cualquier nacionalidad, trozos de ópera o de piezas muy conocidas, el danzón adquiere una gran versatilidad que le permite ser fácil y francamente aceptado en diferentes ámbitos. 
El Ministerio de Cultura de Cuba, decretó al danzón como parte del Patrimonio Inmaterial de la isla, dentro del marco del XXII Festival Cuba danzón-2013.
El danzón llegó a nuestro país en el año de 1890, vía Yucatán, y se arraigó inmediatamente, sobre todo en el estado de Veracruz, donde fue  llevado por inmigrantes cubanos que salieron de Cuba huyendo de la situación política causada por la Independencia de España, la intervención armada de los Estados Unidos, y la instauración del primer régimen constitucional. En todo México el danzón gustó mucho, y muy pronto se empezaron a formar orquestas danzoneras como la de Severiano y Albertico, la de los chinos Ramírez, y la Danzonera Pazos. A la orquesta inicial se le agregaron nuevos instrumentos como el saxofón barítono, y los metales que agregaron más trompetas y trombones. Hoy en día, el danzón forma parte importante de las tradiciones populares del Puerto. De Veracruz el danzón pasó a la Ciudad de México, gustó, se aclimató, y dio origen a la aparición del famoso Salón México, centro de reunión de los amantes del danzón, ubicado en la calle Pensador Mexicano No. 16, en la Colonia Guerrero.
El Salón México
El Salón México se inauguró el 20 de abril de 1920. Ocupó  un edificio que había sido la conocida Panadería los Perros. En la apertura participó la Danzonera de Tiburcio Hernández, El Babuco, timbalero cubano muy conocido en México. Contaba el Salón México con una sala de espejos y tres pistas  de baile. Cada sala albergaba a los bailadores según la clase social a la que pertenecieran: en la pista conocida con el nombre de “Mantequilla”, bailaban los integrantes de la clase alta y los intelectuales; en la llamada “Manteca”, se encontraban las personas de la clase media; y en  denominaba “Sebo”, se refugiaban los bailarines de la clase baja. El decorado era tipo californiano, con grecas mexicanas y flores al estilo guaje michoacano. En el salón Renacimiento, el de postín, había bastidores con pinturas folclóricas de José Gómez Rojas, El Huentote, que representaban danzas como la de Los Chinelos y el Jarabe Oaxaqueño. En la planta baja, las personas se divertían con espejos deformantes, como los de Chapultepec. El Salón México contaba con un señor que por 20 centavos rociaba de perfume “francés” a la pareja de baile que lo solicitara. Como al Salón acudían todas las clases sociales de la ciudad, se daba el caso de que algunas mujeres humildes acudieran sin zapatos; razón por la cual un buen día apareció un letrero que rezaba: “No tirar colillas porque se queman los pies las señoritas”; a mas de otros letreros que recomendaban: “Favor de no limpiarse las manos en las cortinas” (verídico). Las tres salas del Salón se llamaban: La Maya, La Azteca y La Tianguis. Estaban distribuidas en semi círculo; en medio, se encontraba un quiosco-bar para la venta de licores y cervezas, y otro en el que se podían adquirir bocadillos. El Salón abría sus puertas los sábados, domingos, lunes, y jueves durante doce horas seguidas: de cinco de la tarde a cinco de la mañana del otro día. Las orquestas más ligadas al Salón México fueron la de Juan de Dios Concha y sus estrellas, la de Dimas Prieto, Gonzalo Curiel, y la famosísima de Consejo Valiente “Acerina”. Fueron famosas las Posadas organizadas en el Salón México cada temporada navideña. Los bailadores  personificaban a los Santos Peregrinos, y se pedía posada con todas las de la ley, letanía incluida. Un atractivo más del Salón México fueron los concursos de baile en los que participaron bailarines populares famosos como La Negra Palomares, Carlos D. Barriel, El Calcetín, y Jesús Ramírez, El Muerto, entre otros muchos más. El jurado lo integraban personajes de la época, como por ejemplo El Indio Fernández, quien dirigió la conocida película Salón México estrenada en 1948. Los premios eran una copa, dinero y un diploma.
El Salón México dejó de existir en 1962, por disposición del regente Ernesto Uruchurtu, como parte de su campaña “moralizadora”.

martes, 23 de agosto de 2016

LA HACIENDA MALDITA DE MÉXICO



La hacienda maldita se ubica en el interior de México donde la leyenda afirma que se halla la entrada al infierno y que el mismo Satanás suele visitarla cada cierto tiempo.
Existen dos versiones sobre el tema: una de ellas afirma que se trata de la maldición de una pareja de brujos cuya hija fue ultrajada por el dueño de la hacienda en tanto que la otra es más increíble.
El dueño de la finca trataba muy mal a sus empleados y ni siquiera les pagaba el sueldo por lo que se produjo una revuelta que terminó cuando los trabajadores lincharon al propietario hasta causarle la muerte.
Eso creyeron todos hasta que observaron con sorpresa que entre sus pantalones salía una cola gruesa como la del mismo diablo….
Sea cual sea la historia, quien ingresa allí oye ruidos y murmullos infernales así como la tremenda sensación de ser observado y perseguido.
En ese sitio también se realizaron rituales satánicos por lo que los vecinos del sector debían custodiar la entrada al cementerio para evitar el robo de cadáveres para la realización de tan macabros ritos.
En la hacienda hay una leyenda en ingles que le da la bienvenida a Lucifer y una estrella de cinco picos, síntoma inequívoco del satanismo realizado en ese sitio.

lunes, 22 de agosto de 2016

EL ÁRBOL



Cuando era pequeño solíamos ir a la casa de mis abuelos cada fin de semana, prácticamente ya era de ley reunirnos con mis primos y mi demás familia.
Mis primos y yo siempre nos gustaba jugar debajo de un árbol que nos decía mi abuela que había estado allá desde hace más de 40 años, ya que su padre lo había sembrado.

Siempre una tía nos contaba que no deberíamos jugar debajo de ese árbol ya que se decía que había aire (Algo maligno), en fin siempre la ignorábamos e íbamos a jugar canicas o trompos bajo ese árbol ya que nos daba mucha sombra.

Un fin de semana que fuimos me la pase jugando bajo ese árbol casi todo el día con mis primos, nos regresamos a nuestro hogar y era todo normal.

Al siguiente día no me sentía bien, tenía mucho vomito y un tremendo dolor de cabeza, era yo pequeño aun y sentía que me estaba muriendo, estaba súper deshidratado y por más que llevaron con 2 doctores no veía mejoras.

Mi madre le llamo a mi abuela y le comento que me tenía que llevar con un curandera, ya que presentía que yo había cargado el aire maligno, por mi parte estaba muy mal de salud, estaba viendo esta borroso.

En fin, mi madre decidió llevarme con una curandera que se presumía que era la mejor de la ciudad, cuando llegamos en verdad estaba muy asustado ya que no sabía lo que me podría hacer.

Esperábamos turno ya que había 2 personas que anteriormente llegaron antes de nosotros, lo que me asusto demasiado era un letrero que decía “No insulte ni agreda a los espíritus”, me quede asombrado que hasta creo que el dolor de cabeza se me quito.

Por fin llego nuestro turno y entramos a un cuarto demasiado extraño, la señor saco unas cartas de las cuales las acomodo de forma horizontal, empezó a decir palabras extrañas y me empezó a describir todo lo que había hecho el día anteriormente en la casa de mis abuelos.

En realidad estaba asombrado, mencionó que estaba jugando debajo de un árbol y que el aire maligno lo tome a las 12 de la mañana, hora que no se debe estar debajo de ese árbol, termino de leer las cartas y saco unas ramas en donde las remojo con un líquido verde y me empezó a pegar todo el cuerpo.

Cuando salimos del cuarto se sentía muy extraño, nos quitamos inmediatamente y antes de llegar a mi casa estaba completamente normal, no me sentía mal y en verdad que me sentía como nuevo, desde eso siempre he creído en todo lo relacionado con los espíritus y fantasmas, ya que he tenido una experiencia demasiada extraña que me convenció completamente de creer entre el bien y el mal.

EL PÍPILA



Pedro Martínez y María Rufina Amaro tuvieron un hijo que se convertiría en héroe nacional de México. Este niño, al que pusieron por nombre Juan José de los Reyes, con el tiempo habría de ser conocido como El Pípila, apodo que significa “la hembra del guajolote”
Cuando alcanzó la juventud, se fue a trabajar en las minas de plata del estado de Guanajuato, donde había nacido en el pueblo de San Miguel El Grande en 1782. Primero fue barretero (trabajador que utiliza el pico para escarbar en la mina), y luego pasó a ser jefe de barreteros. El Pípila era fuerte, valiente, moreno, de pelo lacio y ojos rasgados. Más parecía un indio chichimeca que un mestizo.
Como era un hombre honrado y justo, se unió al ejército de Miguel Hidalgo y Costilla, para pelear por la independencia de México y poder  librar al país del dominio y tiranía españoles. Por lo tanto, le tocó luchar en la Toma de la Alhóndiga de Granaditas. La alhóndiga era un edificio de la ciudad de Guanajuato que se utilizaba para guardar y para comerciar con granos de varios tipos.
La tarea de entrar al edificio se había vuelto difícil para los mexicanos, porque el edificio de la Alhóndiga estaba fuertemente custodiado y era impenetrable. Un grupo de mineros se había unido al ejército insurgente y entre ellos se encontraba el Pípila.
Cuando Juan José de los Reyes se dio cuenta de que los soldados libertadores no podían entrar en la Alhóndiga, decidió tomar una losa de piedra y colocársela en la espalda para protegerse. Tomó una antorcha encendida, de las que se usaban para alumbrarse dentro de las minas, y se lanzó corriendo hasta la puerta de la Alhóndiga y le prendió fuego empleando unas varas de ocote para que el fuego tomara fuerza. Este hecho heroico permitió que el ejército insurgente pudiera entrar al edificio y vencer a los soldados del virrey que gobernaba la nueva España, como se llamaba México en ese tiempo.
El Pípila, después de la toma de la Alhóndiga, siguió peleando por la liberación del país. Años después, cuando México se liberó y se hubo consumado su independencia, Juan José de los Reyes, que había pasado a la historia con su apodo de El Pípila, murió en San Miguel El Grande  el 26 de julio de 1863. Estaba muy enfermo y decaído por el polvo y los gases que había respirado en las minas durante todo su vida.

jueves, 18 de agosto de 2016

LOS VERDADEROS HOMBRES



Cierto día, Tepeu y Gucumatz decidieron hacer a los verdaderos hombres, después de haber fracasado en sus intentos anteriores. Querían que los hombres existieran sobre la Tierra para ser adorados, nutridos y celebrados.
Ellos dijeron: Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra.
En la noche se reunieron y decidieron de qué debía estar hecha la carne de los humanos: Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron.
De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre. Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores.
De un lugar llamado Paxil, de Cayalá, Yac, el Gato Montés; Utiú, el Coyote, Quel, La Cotorra; y Hoh, el Cuervo trajeron elotes blancos y amarillos.
Con parte de la masa de estas mazorcas, Ixmucané hizo nueve bebidas para dar vigor y músculos a los primeros cuatro hombres, y con otra parte formó su carne y su sangre. Ellos se llamaron: Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah, y Iqui-Balam.
Estos fueron los primeros padres de los mayas creados por el Formador, los Progenitores, Tepeu y Gucumatz. Fueron hombres que hablaban, veían, andaban y asían las cosas. Era bella su figura de varón.
Además, eran inteligentes y lograban ver el mundo que los rodeaba, aun cuando la distancia de las cosas fuese inmensa. Se trataba de hombres maravillosos, que no tardaron en darles las gracias al Creador y al Formador por haberles dado vida.
Y en seguida acabaron de ver cuánto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador: — ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creación y formación.
Pero a los dioses no les agradó que estos seres fuesen tan perfectos, siendo que habían sido creados por ellos: Corazón de Cielo, Huracán, Chipi-Caculhá, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, Ixpiyacoc, Ixmucané, el Creador y el Formador; o sea, todas las divinidades creadoras.
Entonces, Corazón de Cielo les echó vaho en los ojos, y los hombres solamente pudieron ver lo que estaba cerca de ellos. La sabiduría y los conocimientos de los hombres, padres de los maya-quichés, se destruyeron, ya no eran tan perfectos como los dioses.
Para que formaran pareja con los estos seres, los dioses crearon a Cahd-Paluna, Comihá, Tzununihá, y Caquixahá, todas hermosas mujeres que engendraron con sus esposos a las tribus grandes y a las pequeñas de los mayas.
Los descendientes Tepeu, Olomán, Ahau, Cohah y Quenech se fueron hacia el Oriente y se multiplicaron. Balam-Quitzé fue el abuelo y el padre de las nueve casas de los Cavec; Balam-Acab lo fue de las nueve casas de los Nihaib; y Cahucutah formó las cuatro casas de Ahau-Quiché. Y así nacieron todos los grupos de indios mayas. 

miércoles, 17 de agosto de 2016

MARIPOSA Y ADELITA



Cuenta una leyenda pápago que había una vez una niña muy bonita que vivía en una población de la Pimería Alta, entre los desiertos de Sonora y Arizona, que se llamaba San Francisquito.
Era una niña muy buena de diez años a la que llamaban Adelita. Vivía con sus padres y con un hermanito menor que ella, de seis años de edad.
Desde muy pequeña su madre, doña Natalia, le había enseñado a tejer canastas, las cuales le salían muy bonita y coloridas.
Vivían de lo que sembraba el padre, y de las canastas que vendían a los turistas. Aunque no eran ricos, sino más bien pobres, todos eran felices porque se querían mucho.
Un día en que se encontraban en la milpa su padre, la madre y el hermanito pequeño recogiendo la cosecha de elotes y calabazas, apareció por los aires un remolino de arena proveniente del desierto.
Al verlo, todos trataron de esconderse entre la milpa, pero no lo lograron y cuando el remolino estaba junto a ellos, salió el terrible monstruo de la arena llamado el Come Elotes.
Empezó a devorar todos los elotes que habían cortado de sus ramas. Acabó con todos, y como seguía teniendo hambre, decidió comerse a los asustados padres y al hermanito que lloraba y llamaba desconsoladamente a su hermana.
Pero Adelita no podía oírlo, pues se encontraba en la choza donde vivían tejiendo sus hermosas canastas que llevaría el domingo al tianguis.
Así, pues, el Come Elotes acabó con la cosecha y con la familia de Adelita.
Si las personas la llamaban porque tenían un apuro, Mariposa se aparecía cuando consideraba que el caso lo ameritaba.
La persona que la había llamado le pedía lo que quería hablándole muy quedito al oído, y Mariposa le concedía lo que deseaba, siempre y cuando no intentara atraparla.
Adelita miró hacia el Cielo y llamó a Mariposa, la cual acudió a su llamado pasados tres minutos.
La niña la tomó en sus manos y le dijo al oído que deseaba que sus padres y su hermanito volvieran sanos y salvos. Después, dejó libre a la Mariposa.
Pasados otros tres minutos, la familia apareció la familia muy contenta de haberse librado de la muerte, y junto a ellos se encontraban todos los elotes que Come Elotes había devorado.
Recogieron las mazorcas, se fueron a la casa y vivieron muy felices por siempre.

LA ONZA REAL



A finales del siglo XVIII seis agrimensores españoles se encontraban trabajando entre Lampazos y Santa Rosa, en el estado de Coahuila, ayudados por dos indios de la región.
El portador de la vara de los puntos de referencia se alejó de sus compañeros que llevaban el teodolito.
Como tardaba en regresar se sentaron a esperarlo. De pronto, escucharon el llanto lastimero y espeluznante de una mujer; los españoles pensaron, divertidos y burlones, que su compañero de la vara se estaba entreteniendo en violar a una mujer india que hubiera tenido la mala idea de pasar por ahí. Nadie presto atención.
El llanto cesó, pero el hombre no regresaba, por lo que el jefe de los trabajadores decidió ir en su búsqueda.
En esas estaban cuando oyeron un grito de espanto, todos corrieron hacía el bosque empuñando las armas y se encontraron con su compañero que tenía el pecho y el vientre abiertos y sin  ninguno de sus órganos internos. Un gesto de horror se pintaba en su pálido rostro.
Trataron de encontrar la razón de tan horripilante muerte, pero nada encontraron. Regresaron al campamento.
En la noche, volvieron a escuchar el llanto de la mujer, que se oía hacia todos los puntos cardinales, como si volara por todas partes alrededor del campamento.
Después de una noche de vigilia, decidieron buscar el origen de aquel llanto. Espantados, encontraron el cuerpo de otro trabajador en las mismas condiciones que el primero, al tiempo que se escuchaba el escalofriante llanto demoníaco. Enterraron el cuerpo. No sabían qué hacer, pensaron en regresar al pueblo, tanto era su miedo. En esas estaban cuando uno de los guías indios dijo:
-Se trata de un gato muy grande, que tiene las patas delanteras muy grandes y con fuertes garras.
Puede saltar más de diez metros, su pecho y cuello son muy poderosos, con su mandíbula puede romper huesos grandes. Le gusta comer tripas y bofes.
No sabe rugir, pero emite un sonido muy semejante al llamado de una mujer en celo, y llora de gozo una vez que ha saciado su truculenta hambre.
Los españoles no le creyeron al indio guía, pensaron que eran cuentos de gente supersticiosa, y decidieron volver al trabajo.

Transcurrió un día sin novedad. Al atardecer, vieron que un matorral se movía. Aprestaron sus mosquetones y machetes. De pronto una bestia de enormes colmillos y espeluznantes garras se abalanzó hacia los trabajadores, quienes dispararon en vano. La bestia huyó. Los españoles pasaron la noche sin dormir, pensando en irse al día siguiente sin más demora.

Era la Onza Real que se les había aparecido. Ese terrible animal de color gris y bayo, con rayas negras desde la frente hasta la cola cuya punta era negra, y que disfrutaba comiéndose los órganos internos de los humanos.

La Onza Real se esconde por los caminos de Coahuila y hasta la fecha gusta de sorprender a los caminantes que tienen la osadía de salir de noche.

martes, 16 de agosto de 2016

EL NIÑO DE MULA



En el año 1648, según cuenta la leyenda, se le apareció Dios Niño a un pastor que estaba en ese momento con su ganado en un pequeño monte, en  el paraje muleño de El Balate. 
Este pastor se llamaba Pedro Botía.
Posteriormente ingresó en la orden franciscana, tomando los hábitos en el convento de Orihuela.
En un viaje a los  Santos Lugares, Jerusalén e Italia, se le volvió a aparecer Dios Niño en Asís, quien le indicó que volviese a España.
Durante el viaje de regreso conoció al Conde de Lemus, éste le introdujo en la Corte madrileña, así conoció al hermano del rey Carlos II, D. Juan José de Austria, y llegó a ser su consejero.
Durante los años que permaneció al servicio de ese príncipe, logró la construcción del Real Monasterio de la Encarnación en su villa natal, habitado hasta hoy por religiosas de la orden de Santa Clara de Asís.
Comenzaron los cultos al Niño en la ermita levantada próxima al lugar de la aparición, que no corresponde a la que ahora se visita, la actual fue edificada a finales del siglo XVIII en estilo Barroco murciano. 
La devoción de El Niño comenzó a extenderse por la Región, en especial por los pueblos del valle de Segura.

Desde entonces es esta devoción una referencia muy significativa de las tierras murcianas.

lunes, 15 de agosto de 2016

EL JOVEN QUE SE CASÓ CON LLUVIA



Hace mucho tiempo vivía en Michoacán un joven que no quería casarse.
Su madre estaba muy preocupada porque pensaba que cuando se muriera nadie cuidaría de su hijo.
Un mal día la madre se murió, y como ya nadie atendía al muchacho decidió irse a vivir a la cima de un cerro y cultivar  maíz para alimentarse.
Nunca bajaba a su pueblo, ni visitaba a sus hermanos. Cuando los elotes de la milpa crecieron, el joven se dio cuenta de que le faltaban algunos.
Alguien se los había robado. Muy enojado, decidió espiar para conocer al ladrón, pero no podía ver bien porque la niebla se lo impedía. Sin embargo, un día vio a una muchacha muy bella que estaba cortando los elotes de su milpa.
Entonces, el joven le dijo que dejara de robarse los elotes. Pero la joven volteó a verlo y le dijo: ¡Vaya, pues, porque no voy a cortar los elotes si yo ayudo a las milpas para que crezcan! El muchacho le contestó muy molesto: -¡Eso no es verdad, tu nunca me ayudaste a barbechar, ni a arar ni a sembrar las semillas! La joven replico: -¡Te equivocas, yo soy la Lluvia que riega este cerro!
Desde ese momento, el muchacho y la Lluvia se hicieron muy amigos y platicaban de muchas cosas.
Poco después se enamoraron y se casaron. El mismo día que se casaron Lluvia le dijo a su esposo que construyera unos corrales.
Extrañado, él le replicó: -¡Pero para qué, Lluvia, si no tengo ningún animal! La esposa dijo entonces: – No te preocupes, mañana al amanecer estarán muchos animales en el corral.
Cuando el joven despertó, el corral tenía muchos animales. Le preguntó a Lluvia en dónde los había conseguido, pero ella le contestó que no se preocupara, y que se pusiera a ordeñar a las vacas.
Los hermanos se dieron cuenta de la buena posición económica que tenía el muchacho, decidieron irlo a visitar, y el joven al verlos los abrazó y les dio muchos regalos.
Bajaron todos al pueblo y se fueron a emborrachar a una cantina. Se convirtió en una costumbre, y el muchacho empezó a malgastar todo el dinero que había ganado en bebidas, y en darles regalos a las mujeres que se aprovechaban de él al verlo tomado.
Lluvia estaba muy enojada con el comportamiento de su marido, y un día decidió dejarlo.
Cuando el hombre vio que había perdido a su mujer, se puso muy triste y dejó la bebida y las parrandas. Sin embargo, a pesar de su buen comportamiento la hermosa Lluvia nunca más regresó.

domingo, 14 de agosto de 2016

LA SIRENA



Un día la Sirena, que vivía en el mar, salió a pasear a la Tierra. En todas las casas por las que pasaba pedía hospedaje, pero nadie la aceptaba.
En el quinto pueblo al que llegó la aceptaron en una casa. Agradecida, la Sirena le pidió a la dueña una jarra para ayudarla a acarrear agua, y le solicitó que una sus hijas le indicase donde estaba el pozo.
Cuando llegaron la Sirena le dijo a la niña que no tuviera miedo de lo que iba a presenciar. Tomó la jarra, la echó al pozo e inmediatamente el agua se arremolinó, salió un arcoíris y el viento se levantó.
Entonces, la Sirena se arrojó al agua. La niña corrió a la casa a buscar a su padre. Cuando ambos llegaron al pozo vieron que el agua estaba arremolinada y lodosa.
El padre, al darse cuenta de que se trataba de la Sirena, fue a buscar al presidente del pueblo.
Llegaron al pozo acompañados de toda la comunidad y se dieron cuenta de que se había convertido en una laguna.
Acudieron a los adivinos para que les dijesen cómo podían sacar a la Sirena del agua, pero éstos se declararon incapaces y remitieron al presidente y compañía, con el sacerdote del pueblo. El sacerdote efectuó una misa cerca de la laguna, pero la Sirena no salió. El presidente decidió ir a consultar con el mejor adivino. El adivino sacó sus cristales mágicos y confirmó que la Sirena se encontraba dentro de las aguas. Se puso a la orilla del pozo y rogó a la Sirena que saliese.
Ella vaticinó que al final del año habría un tremendo diluvio que terminaría con la Tierra. Les dijo que saldría si le traían doce pollitos, trece gallos, doce guajolotas, trece guajolotes, doce puercas, trece puercos, doce muchachas y trece muchachos.
Las personas, muy asustadas, decidieron ir a consultar a los Truenos para que las ayudasen, pero los Truenos respondieron que la Sirena era una compañera y que nada podían hacer para que saliera, pero si Taqsjoyut, El Hombre que Come Brasas, les ayudaba, ellos desatarían al Relámpago para que lloviera. Cuando fueron a verlo, Taqsjoyut les dijo que cuando sacara del agua a la Sirena la Tierra iba a temblar muy fuerte, pero que no debían asustarse.
Taqsjoyut dio cita a los Truenos en la cima de una colina en donde se encontraba un árbol enorme.
Al llegar los Truenos se posaron en las ramas del árbol. Durante una hora discutieron lo que debían hacer. Al término, ordenaron a las personas que buscaran dos cargas de leña, les prendieron fuego, hasta que no quedaron sino pequeñas brasas. Taqsjoyut tomó las brasas de la primera carga de leña y se las tragó; a continuación se revolcó en las brasas de la segunda carga y todo el cuerpo se le incendió. Mientras tanto, se escuchaban fuertes tronidos y la lluvia caía a torrentes.
Taqsjoyut dio tres saltos y se arrojó al pozo.
Al sentir el agua caliente la Sirena gritaba que no quería salir, pero el pozo acabó por secarse; entonces, Taqsjoyut la tomó de su trenza, la amarró y la sacó fuera del pozo.
Hecho lo cual, El hombre que Come Brasas, se fue volando a su casa. En agradecimiento, toda la población le obsequió con pollos, guajolotes, ranas, y demás animales comestibles.