jueves, 26 de mayo de 2016

MARGARITA CHEN



Ixtab, La de la Cuerda, diosa suprema del suicidio, gustaba de inducir a las personas a morir por sus propias manos, pues ella los cuidaría en el más allá, en tanto que divinidad de la horca y esposa del dios de la muerte.

Y aunque el suicidio era considerado por los mayas como una manera honorable de morir, a Ixtab le gustaba andar provocando tal práctica entre los mortales. Ixtab no era muy bonita, su apariencia semejaba la de un cadáver en proceso de descomposición, casi siempre tenía los ojos cerrados, y le encantaba colgarse por el cuello de los árboles.

Cuando lograba que alguien se suicidara, lo acompañaba y lo llevaba al Inframundo.

Un día Ixtab vio a Margarita Chen, que era bonita como una flor y solo contaba con quince años de edad.

La envidia la atrapó, pues no soportaba ver mujeres bellas. Margarita era una niña alegre, llena de vida y optimismo, todo le gustaba y la asombraba, en una palabra: rebozaba felicidad. Pero Ixtab no la soportaba y decidió que tenía que llevársela con ella.

Así pues, dio comienzo su campaña de destrucción. Hizo uso de su capacidad de volverse invisible, y a todo momento empezó a mandarle mensajes a Margarita. Se acercaba sigilosamente a su oreja y le decía: -¡Margarita, mira qué triste es la vida, todo es maldad e injusticia, los hombres se destruyen unos a otros! O bien: -¿Has visto cómo se pelean tus padres? ¡Tú tienes la culpa, por no obedecer inmediatamente sus órdenes! Otras veces Ixtab le susurraba: ¡Margarita, no te fíes de los hombres, mira a Paco Gutiérrez, tu novio, anda rondando a Beatriz Canek!

Ante este continuo bombardeo de funestos mensajes, Margarita empezó a entristecerse, desconfiaba de todo y de todos, veía a Paco con malos ojos, sufría cuando sus padres se  peleaban sintiéndose culpable, la vida ya no era alegre. Pasaron dos meses, Margarita había adelgazado, estaba desmejorada y empezaba a odiar la vida que tantos problemas le planteaba ahora.

Así siguió un tiempo más hasta que un mal día se fue a la ceiba que estaba atrás de su casa y se colgó de ella. Inmediatamente apareció Ixtab, la descolgó, le tomó la mano, y al tiempo que reía a carcajadas, se la llevó a su inframundo particular en donde la convirtió en su esclava.

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