domingo, 10 de diciembre de 2017

VENGA TU REINO



El Padrenuestro se compone de pocas palabras. En la versión de San Lucas encontramos aun menos palabras que en San Mateo. Cada palabra es substancial y contiene riqueza divina.
Jamás debemos rezar la Oración del Señor de prisa y en rutina superficial si aun se hace. Rezando bien la Oración del Señor podría iniciarse nuestra conversión. Si no aprendemos a rezar bien, jamás nos vamos a convertir. Jesús inicia su predicación en Galilea con las palabras: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertios y creed en la Buena Nueva"
Al explicar la parábola del sembrador dice Jesús a los Doce: " A vosotros se ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas" Sigue la advertencia de Cristo, que el sólo mirar y oír no basta para entender los misterios de la fe. Ciertamente vale esto también para el misterio de fe, que es la Eucaristía.
El Señor exige radicalmente "que se conviertan y se les perdone" Sólo así entramos en el Reino de los cielos. Es el centro de la predicación de Jesús. Pedro recibe las llaves del Reino de los cielos, que desde entonces, por la Iglesia y sus sacramentos, está siempre abierto a los pecadores arrepentidos. El príncipe de este mundo será echado abajo, Jesús quiere atraer a todos, hacia sí. Sin embargo el Evangelio puede estar velado... "para los incrédulos, cuyas inteligencias cargó el dios de este mundo" 
Con expulsar a los demonios Cristo da el testimonio definitivo de que ha llegado el Reino de Dios. La Biblia enseña múltiples significaciones del concepto dinámico "Reino de Dios", que está presente entre nosotros por Cristo mismo, que ya ganó la batalla decisiva contra las fuerzas adversas del reino. Pero que tendremos su victoria final cuando "Dios sea todo en todo" Cristo exige a sus discípulos, que no pongan su corazón en las cosas materiales de este mundo, como los gentiles, sino que busquen primero el Reino de Dios y el Padre les dará por añadidura todo lo que necesitan .
Los fariseos podían entender bien tanto por las enseñanzas como por las obras de Jesús, que él era el Mesías-Rey, anunciado por importantes textos del Antiguo Testamento. Sabían, que Jesús no vino como revolucionario político para sublevar a la gente. Sin embargo de esto lo acusaron delante de Pilato, porque -como ya hemos leído- el padre de la mentira, el diablo, obraba en ellos.
Jesús declara solemnemente delante de Pilato: "Mi Reino no es de este mundo... no es de aquí" Pero su Reino de verdad... de santidad... de justicia, de amor y de paz tiene que levantarse dentro de este mundo, dentro de nuestros corazones y también en las estructuras comunitarias de la vida social de los hombres.
Podemos encontrar un buen comentario moderno sobre este aspecto de la petición "Venga tu Reino" en algunos párrafos de la "Instrucción sobre Libertad cristiana y Liberación", publicada el 22 de marzo de 1986 por la Santa Sede y firmada por el Papa.
El Reino de Dios debe ante todo desarrollarse dentro de nos- otros. El Evangelio es fuerza de vida eterna, engendra hombres nuevos, que producirán frutos de justicia y paz en su ambiente familiar, profesional y social. El capítulo IV habla de la misión liberadora de la Iglesia, iniciada por Cristo, diciendo: "Las Bienaventuranzas proclamadas por Jesús expresan la perfección del amor evangélico; ellas no han dejado de ser vividas a lo largo de toda la historia de la Iglesia por numerosos bautizados y, de una manera eminente, por los santos... Jesús, el nuevo Moisés, comenta en ellas el Decálogo, la Ley de la Alianza, dándole su sentido definitivo y pleno. Las 
Bienaventuranzas leídas e interpretadas en todo su contexto, expresan el espíritu del Reino de Dios que viene... Las Bienaventuranzas preservan de la idolatría de los bienes terrenos y de las injusticias que entrañan su búsqueda desenfrenada. Ellas apartan de la búsqueda utópica y destructiva de un mundo perfecto, pues "pasa la apariencia de este mundo" 
La misión esencial de la Iglesia, siguiendo la de Cristo, es una misión evangelizadora y salvífica... En esta misión, la Iglesia enseña el camino que el hombre debe seguir en este mundo para entrar en el Reino de Díos. Su doctrina abarca, por consiguiente, todo el orden moral y, particularmente, la justicia, que debe regular las relaciones humanas...  La Iglesia es también fiel a su misión cuando denuncia las desviaciones, las servidumbres y las opresiones de las que los hombres son víctimas. Es fiel a su misión cuando se opone a los intentos de instaurar una forma de vida social de la que Dios esté ausente"
Los textos enseñan claramente que Cristo debe vivir y reinar, no sólo en los corazones de los fieles según el espíritu de las bienaventuranzas, sino que Cristo debe vivir y reinar también por los mismos fieles en la vida pública. Cada hombre puede y debe en su patria. influir, para que por su voto lleguen al poder aquellos hombres, que den la mejor garantía de una vida social, de la cual Dios no esté ausente, Cuando en una dictadura se falsifican las elecciones y se defrauda a los ciudadanos en el resultado de sus votos, todo el pueblo tiene el derecho de unirse para buscar por medios legítimos, hasta por resistencia pasiva, su libertad y liberación.
Pero aún suponiendo que los mejores hombres gobiernan a los pueblos con verdadera justicia y responsabilidad, queda pendiente la petición siempre urgente: "Venga tu Reino", Este Reino no es obra de hombres. Es don divino, hay que recibirlo con la humildad y gratitud de un niño, es herencia eterna, preparada para los hombres que reconocieron a Cristo en los hermanos más pobres. Es banquete escatológico, anunciado por Cristo durante la cena pascual con las palabras: " A partir de este momento no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios" El Reino es el tesoro escondido y la perla preciosa, la comunión eterna con Dios, el único valor absoluto por el cual debemos renunciar con alegría a todo lo provisional y relativo.
Cuando en algún país como en Cuba por la discriminación de los creyentes y por la oficial propaganda atea entre los jóvenes se reúnen sólo algunos niños y ancianos en la Misa del domingo debemos recordar las palabras del Señor: "No temáis, pequeño rebaño, por- que a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino" 
El Reino de Dios es también tema importante de la Exhortación Apostólica "Para anunciar el Evangelio"
Este reino y esta salvación pueden ser recibidos por todo hombre, como gracia y misericordia; pero a la vez cada uno debe conquistarlos con la fuerza con la fatiga y el sufrimiento. con una vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espíritu de las bienaventuranzas.
Pero ante todo cada uno los consigue mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de metanoia, una conversión radical. una transformación profunda de la mente y del corazón...

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