Luis
Maldonado vivía en San Luis Potosí y estudiaba en la Facultad de Letras. Como
destacado estudiante era apreciado por todos sus compañeros y conocidos, además
de que escribía muy bien y hacía unos excelentes poemas. Pertenecía Luis a una
familia de la clase media alta. Un día, conoció a una muchacha llamada Eugenia
y se enamoró de ella. Empezaron un romance apasionado. Él se encontraba en la
gloria, pues era el amor de su vida, y le escribía muchos poemas a su amada,
quien los recibía con beneplácito.
Pero un día Eugenia
abandonó a Luis, se casó con otro hombre y se fue a vivir a otro estado. Luis
quedó devastado ante la traición de su adorada y se dedicó a la bebida. Iba de
cantina en cantina completamente descuidado de su persona. Su físico y su mente
empezaron a deteriorarse de tanto alcohol como consumía. Todos los días salía
de las cantinas a altas horas de la noche completamente beodo.
Como es natural su familia
estaba muy preocupada. Un día el pobre de Luis cayó enfermo y su familia le
cuidó, se recuperó, pero poco después su hermana le encontró muerto en la calle
de puro borracho. Como ya era muy noche y no podían sepultarlo, sus familiares
dejaron su cuerpo en un ataúd en un panteón llamado El Descanso, para poder
enterrarlo al día siguiente.
En la madrugada, cuando la familia se encontraba en su casa durmiendo,
escucharon fuertes toquidos en la puerta de la residencia. El padre preguntó a
través de la puerta que quién llamaba a esas horas de la noche. Se escuchó una
voz que decía: – ¡Soy yo padre, ábreme que tengo frío! El padre, muy enojado,
mandó a paseo al tío que se atrevía a gastar broma tan de mal gusto. – ¡Ábreme,
ábreme que soy yo, Luis! Insistía la voz.
Por
fin, abrieron la puerta y vieron que efectivamente se trataba de Luis, al
que sus conocidos apodaban El Gallo Maldonado. Había regresado de la muerte.
Desde entonces Luis sufrió un cambio tremendo en su persona: se vestía
estrafalariamente, se tocaba con un carrete viejo y roto del que asomaban unos
sucios pelos, el pantalón le quedaba corto y el saco enorme. Se convirtió en un
vago educado y poeta, que cuando veía a una pareja de enamorados les dedicada
un hermoso poema. Todos los que le veían sentía afecto y tristeza por él, pero
nunca se burlaban, aunque seguía bebiendo en demasía.
El Gallo Maldonado se
convirtió en un personaje de su ciudad. Un cierto día, el Gallo Maldonado
desapareció para siempre. Nunca nadie supo más de él. Sin embargo, dice la
leyenda que muchos enamorados nocturnos se lo han encontrado y Luis, convertido
en fantasma y romántico como siempre, les dedica un bello poema a sus amores.
Pero solamente se les aparece a los verdaderos enamorados, a aquellos que se
quieren para siempre.
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