martes, 1 de enero de 2019

TATEI HARAMARA




En el Municipio de San Blas, en el estado de Nayarit existe una zona sagrada para los huicholes llamada Tatéi Haramara situada hacia el oeste. En este bello lugar habita una diosa que lleva el mismo nombre y es la madre del mar. Dice el pueblo wixárika que el mar dio vida a todo lo existente en este mundo. De ahí salieron los seres humanos cuando el mundo era oscuro, y solamente la Luna y las estrellas lo iluminaban, y cuando los dioses formaron a los jicareros para que buscaran el Cerro del Amanecer, Wirikuta, el lugar donde debía salir el Nuestro Padre el Sol, Tayau, cuyo sitio sagrado se encuentra en el este. Los colores simbólicos de este sitio son el azul y el morado.
Dentro del mar habita Waxiewe (Blanco Vapor), la roca blanca, primera cosa sólida que existió y que tiene la forma de la diosa Tatéi Haramara, hay también una piedra más pequeña que se conoce con el nombre de Cuca Wima. Cuando la diosa choca con la roca se transforma en vapor y se producen nubes que darán lugar a la lluvia. El símbolo tanto de la lluvia como de las nubes es la serpiente alada o el camino que toman Nuestras Madres de la Lluvia, las Tateteima, para llegar a los lugares sagrados de la cosmografía huichola. Cada una de las diosas de la lluvia ocupa un punto cardinal: al sur se encuentra Tatéi Niaariwame, en el norte está Tatéi Yrameka (Nuestra Madre del Retoño), la lluvia del este la produce Tatéi Kiewimuka (Nuestra Madre del Venado). El oeste vive Tatéi Matinieri, y en el centro la lluvia se debe a la venerada Tatéi Aitzarika.
Si no fuera por Tatéi Haramara que da lugar a las nubes y la lluvia, el mundo no existiría. Por ser tan buena a la diosa se le visita en peregrinaciones que los huicholes organizan hacia el lugar sagrado, con el fin de agradecerle la fertilidad y de tomar tierra de la orilla que permita fertilizar sus campos serranos. centro la lluvia se debe a la venerada Tatéi Aitzarika.
Si no fuera por Tatéi Haramara que da lugar a las nubes y la lluvia, el mundo no existiría. Por ser tan buena a la diosa se le visita en peregrinaciones que los huicholes organizan hacia el lugar sagrado, con el fin de agradecerle la fertilidad y de tomar tierra de la orilla que permita fertilizar sus campos serranos.
Tatéi Haramara, el mencionado lugar sagrado, según algunos etnólogos, es el sitio donde moran los muertos, y se denomina Narahama, a donde van las almas de los muertos, después de haber estado cinco días en los lugares que conocieron en vida. A este monolito se llevan las ofrendas sagradas que son lanzadas al mar. Dichas ofrendas consisten en el tzicuri (Ojo de dios) elaborado con una cruz de carrizo y estambre alrededor de ella, que simboliza la tierra primaria; se agregan jícaras votivas y flechas, o peticiones pintadas en papel, algunas veces tales peticiones se elaboran en tablas de madera con dibujos de estambre. Asimismo, las ofrendas llevan galletas, monedas, velas y chocolate.
Este cerro, isla o monolito situado en el mar y que como queda dicho simboliza a Muestra Madre el Mar, es ella misma que nos permite ver su cabeza y su mano, la izquierda; su pelo lo forma el cielo que lleva como adorno a los pájaros y a las nubes; su vestimenta la forma el mar Pacífico, cuyo encaje le corresponde a la espuma que se forma al chocar contra la isleta, y que le permite recoger las ofrendas que le brindan sus adoradores.


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