martes, 9 de junio de 2015

EL VIAJERO, LA MULA Y EL CRISTO



Cusihuiriachi, cuyo significado es Estandarte Vertical o Palo Erecto, población del estado de Chihuahua que durante el siglo XVII se encontraba en pleno apogeo minero, se fundó en el año de 1687.

Se habían descubierto ricos yacimientos de plata, y el pueblo prosperaba hasta alcanzar los veinticinco mil habitantes.

Una de las nuevas minas descubiertas llevaba el nombre de Santa Marina y se encontraba situada frente al Santuario de la Virgen de Guadalupe, erigido ex profeso cuando se abrió la mina, Un cierto minero se apresuró a poner una tienda junto al Santuario, y a rentar cuartos para los viajeros que llegaban a la mina y al pueblo de Cusihuiriachi.

En cierta ocasión llegó a la tienda un caminante con una mula que llevaba a cuestas un cajón de madera.

Como venía hambriento, le pidió al tendero que cuidase su mula mientras buscaba una fondilla donde comer algo que apaciguara su hambre.

Pasaron varias horas, y como el hombre no regresaba, el tendero decidió quitarle a la mula el cajón de sus lomos, pues el animal parecía verdaderamente cansado.

Cuando llegó la noche, el tendero cerró su tienda y guardó la mula. Al día siguiente, la mula había desaparecido y el viajero aun no regresaba.

Pasaron los días y el tendero decidió abrir el cajón.

Sorprendido, se encontró con una imagen tallada del Cristo Nazareno.

Como era muy hermoso, los pobladores lo colocaron en el altar del Santuario.

Al otro día, el Cristo se encontraba fuera del templo; lo volvieron a su lugar, pero el Nazareno volvió a aparecer afuera; este hecho se repitió muchas veces.

Ante este extraño suceso algunas personas velaron frente al templo para averiguar qué era lo que pasaba, pero nada pudieron ver, pues fueron vencidas por un profundo sueño.

Los feligreses pensaron que al Cristo no le gustaba el Santuario y lo trasladaron a la iglesia de Santa Rosa de Lima, la más antigua del pueblo y donde había estado la primera mina.

Al Nazareno le gustó su nueva morada, nunca más volvió a salirse y se dedicó a hacer muchos milagros, por lo que los creyentes, desde entonces hasta ahora, le llevan obsequios de toda índole, aunque principalmente ex votos de plata.

Algunos habitantes del pueblo de Cusihuiriachi afirman que la imagen del Cristo aun se mueve, pero regresa a su altar a recibir la pleitesía de sus devotos a cambió de sus favores y milagros que no son pocos.

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