martes, 2 de octubre de 2018

LIBRES PARA LIBERAR




Porque existen muchas cadenas que nos han de esclavizar; no son grilletes y candados que se pueden tocar; son ataduras que inventamos en la mente y el corazón, y que solo nosotros mismos podemos cortar.

¿Cómo podremos ser libertadores de la humanidad, si somos esclavos y tenemos muchas esclavitudes mentales que no nos dejan encontrar la verdadera paz? ¿Cómo conseguiremos cambiar y transformar el mundo, si aún nosotros mismos no somos capaces de renovar nuestro ser y hacer?

Amores del pasado, que no volverán; su recuerdo se convierte en una sombra, que nos abraza y no nos quiere soltar; adormecen el corazón, nos roban la libertad de soñar… Es necesario liberarnos de esos sentimientos que matan las esperanzas de encontrar un nuevo amor, todos merecemos otra oportunidad de sentirnos amados y volver amar. Caídas y tropiezos que nos dejaron heridas; temores que surgen por el dolor de caer y ver las ilusiones perdidas; miedo de volverlo a intentar, quizás por no querer experimentar de nuevo el sabor amargo que deja el perder la partida. Mientras no nos despojemos de esa
sensación de angustia y desconfianza que queda después de fallar; y desechemos los pensamientos negativos que vendan nuestros ojos y nos
sumergen en la oscuridad; tendremos piedras pesadas atadas a nuestra
voluntad y a las ganas de triunfar, todo se tornará oscuro, qué difícil será aprender a soñar y sobre todo, lanzarnos a la aventura de conseguir por sí mismos hacerlos realidad.

Vacíos del alma, que nos vuelve cautivos de la necesidad de que nos amen y de aprender amar; tergiversando el concepto profundo de lo que es realmente el amor y la amistad; aferrándonos a sentimientos enfermizos que atan, destruyen, ahogan, nos impiden crecer y madurar. Buscando en personas, cosas y lugares equivocados lo que necesita el corazón para hallar la paz; y más que lograr satisfacer la ansiedad, sólo se experimenta más vaciedad. Estas cadenas se hacen tan pesadas que arrastran la autoestima y hasta las ganas de vivir y continuar, hay muchos prisioneros de sí mismos, de sus vacíos y el desamor que han de experimentar; estas cadenas sólo se logran romper, cuando se intenta calmar esta sed, con aquello que solo Dios nos sabe brindar; llegando a descubrir lo qué es esencial, aprendiendo así a ver la vida con nuevos ojos, siendo capaces de reír y llorar en paz.

Palabras de otros que intentan marcar nuestro caminar, aún nuestro sentir y pensar; moda que no a todos acomoda, apegos materiales a cosas que realmente no satisfacen ninguna parvedad, solo nos hacen cautivos de condicionamientos, comentarios, apariencias, que no nos dejan crecer ni encontrar la verdadera liberación.

Creencias, teorías, miedos, horóscopos, paradigmas, momentos, personas, que nos amarran las ilusiones, los sueños, carcomiéndose el deseo de vivir y el valor para luchar; son cadenas que nos imposibilitan creer, esperar, seguir adelante, poder llegar. Es hora de romper esas ataduras mentales y vivir la libertad que nos dejó Aquel que en una cruz murió, para acabar con las opresiones que se apoderan de la humanidad. Sólo así podremos ser realmente libres para poder liberar.


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