Cuando eras pequeño, podías fabricar mil sueños y sentías que todo era
posible de realizar.
Cuando eras pequeño, discutías con un amigo y al segundo, todo estaba
olvidado, y las cosas volvían a ser mejor o igual.
Cuando eras pequeño creías en la fantasía, pensabas que los imposibles
no existían y capaz de dar la vida por defender la amistad....
Para ti no
existían límites a la hora de darte y de regalar.
Cuando eras pequeño no pensabas en el tener ni en el poder, para ti lo
más sencillo, dulce y lleno de color, era lo que tenía más valor.
Pero ya has crecido y se te olvidaron tus sueños, ahora hasta conoces
de resentimientos; has dejado de creer en la magia y en la fantasía, en la
verdadera amistad y en la belleza de la poesía.
Te preocupa el qué dirán, te da miedo dar y recibir, no te quieres
comprometer, temes llegar a perder... lo que más dinero te cuesta es lo que
tiene más valor, y el poseerlo se convierte en tu obsesión.
Ahora que creciste "nada es para siempre" ni siquiera el
amor, todo tiene fecha de vigencia, menos la ambición. Así como todo ha
cambiado, aunque eres mayor, has perdido libertad, porque es mucho lo que ahora
te ha esclavizado, el reloj, la moda, los demás, el querer hacer cosas para
sentirte aprobado.
Dios necesita gente pequeña para hacer cosas grandes, por ello en
María, la mujer más sencilla y humilde se ha fijado, y ha regado por el mundo,
personas que no crecen en estatura, y aunque son adultos, sus sueños de niños
no han abandonado, porque ven el mundo desde otra altura, teniendo presente que
desde abajo se ve más la grandeza del cielo.
No dejes que el crecer te impida disfrutar ser inmensamente feliz con
los más pequeños detalles y disfrutar lo que a diario la vida te regala, porque
Dios te ama.
Y si aún no has crecido, aunque los años han pasado, sigue disfrutando lo que es ser un niño, no pierdas la magia que te ha caracterizado, no dejes de luchar por lo que has soñado, no te sientas nunca más grande que los demás, recuerda que los que se hacen pequeños, Dios los engrandecerá.
Y si aún no has crecido, aunque los años han pasado, sigue disfrutando lo que es ser un niño, no pierdas la magia que te ha caracterizado, no dejes de luchar por lo que has soñado, no te sientas nunca más grande que los demás, recuerda que los que se hacen pequeños, Dios los engrandecerá.
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