viernes, 14 de diciembre de 2018

LA NOVIA REBECA




Había una vez una muchacha que vivía en San Blas, Nayarit. Tenía un novio llamado Manuel que se dedicaba a la pesca. Los novios se iban a casar en cuatro días, pero resultó que cuando el joven se encontraba pescando en alta mar, el huracán Priscila atrapó a la embarcación y la destruyó matando a todos los pescadores. Era el año de 1971.
Ante hecho tan funesto Rebeca Méndez Jiménez quedó mal de la cabeza. A partir de ese momento, todas las tardes se paseaba por el muelle de San Blas vestida con su traje de novia esperando el regreso de su adorado Manuel, por lo que tomó el apodo de La Loca del Muelle. Para mantenerse vendía muñecas que ella misma hacía vestidas con blanco traje de novia, y golosinas. Y aunque estaba muy sola tenía hermanas que vivían en Monterrey a las cuales solía visitar.
A veces, los habitantes de San Blas le encargaban trabajos y le pagaban con comida. Pero ella seguía asistiendo al muelle en espera de ver llegar a su amado. Su vestido de novia se había deteriorado y su cabello se había vuelto completamente blanco. Pero ella seguí confiada de que su Manuel regresaría, algún día, para casarse con ella. Dormía donde podía.
Pasado cierto tiempo, se hizo pareja de un comerciante ambulante de artesanía llamado Ladislao Cárdenas, o Laos como le decían, mismo que cuido de la eterna enamorada y le dio el mote de La Chica de Humo, debido a su canoso cabello.
Vivían en una casita de madera y láminas de cartón que se encontraba cerca del muelle de San Blas. Laos le dijo que se casaría con ella, por lo que Rebeca algunas veces se ponía su traje de novia para acudir a la iglesia de San Blas Obispo Mártir, pero el hombre nunca le cumplió a pesar de tener una hija de él.
Un día Ladislao murió atropellado en Guadalajara y Rebeca volvió a quedarse sola.
En cierta ocasión Rebeca fue a Puerto Vallarta para vender sus dulces y muñecas. Le llamó la atención a un hombre quien se acercó a ella y entabló conversación. El hombre, que se llamaba Fernando Olvera formaba parte del grupo musical Maná del cual era el cantante. Al escuchar la trágica historia de Rebeca Fher, como era su nombre artístico, escribió una canción que llamó En el muelle de San Blas, que fue todo un éxito en varios países.
Un domingo 16 de septiembre de 2012, Rebeca Méndez murió y su hija cumplió con su última voluntad: que sus cenizas fuesen arrojadas al mar en el muelle de San Blas que tanto significado tuvo para ella y donde por fin se reuniría con su amado Manuel.


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