lunes, 18 de febrero de 2019

CATEMACO




Catemaco es una de las poblaciones más enigmáticas de México. Según la tradición, en sus alrededores habitan, importantes grupos de brujos y hechiceros quienes, repartidos entre la espesa vegetación que identifica a esta zona de la región, han hecho suyos secretos milenarios de sus ancestros. 

Hoy realizan todo tipo de trabajos místico-adivinatorios: desde una simple limpia hasta la invocación de entes y espíritus, pasando por la cura o el remedio para todo mal utilizando hierbas, granos o semillas, así como cualquier otro elemento otorgado por la madre tierra.
El primer viernes de marzo, Catemaco, es sede de una emotiva fiesta donde los hechiceros, adivinos y curanderos son los principales protagonistas.

Al caer la noche del jueves, apenas arrancada la madrugada del viernes, empieza la misa negra. No se trata propiamente de una misa oscura como las relacionadas con los cultos al diablo, aunque se rumora que algunos brujos negros sí las hacen para renovar su pacto con éste.

Los brujos blancos, por su parte, las llaman así porque son ritos de purificación “para retirar lo negro que han retenido de sus clientes y para hacer limpias más efectivas”. Se realiza en un lugar secreto para evitar la reunión de los curiosos, y se pide un pago a la entrada. 

Entonces comienza el evento.

Hábitat de oscuros magos, curanderos y adivinos.  En Catemaco, viven entre la espesa vegetación que distingue al sur de Veracruz y a orillas de una hermosa laguna. ¿Serías capaz de entrar?

Catemaco es una de las poblaciones más enigmáticas de México. Según la tradición, en sus alrededores habitan, importantes grupos de brujos y hechiceros quienes, repartidos entre la espesa vegetación que identifica a esta zona de la región, han hecho suyos secretos milenarios de sus ancestros. 

Hoy realizan todo tipo de trabajos místico-adivinatorios: desde una simple limpia hasta la invocación de entes y espíritus, pasando por la cura o el remedio para todo mal utilizando hierbas, granos o semillas, así como cualquier otro elemento otorgado por la madre tierra.

El primer viernes de marzo, Catemaco, es sede de una emotiva fiesta donde los hechiceros, adivinos y curanderos son los principales protagonistas.

Al caer la noche del jueves, apenas arrancada la madrugada del viernes, empieza la misa negra. No se trata propiamente de una misa oscura como las relacionadas con los cultos al diablo, aunque se rumora que algunos brujos negros sí las hacen para renovar su pacto con éste.

Los brujos blancos, por su parte, las llaman así porque son ritos de purificación “para retirar lo negro que han retenido de sus clientes y para hacer limpias más efectivas”. Se realiza en un lugar secreto para evitar la reunión de los curiosos, y se pide un pago a la entrada. Entonces comienza el evento.

“Los asistentes en busca de una limpia pasan de uno en uno, se sientan en una silla en el centro de la estrella de David trazada en el suelo y el brujo pide que extiendan sus manos a los lados. Así comienza su trabajo.

El brujo dice una oración invocando al Señor del Encanto y a los puntos energéticos de la zona, como el cerro del Mono Blanco, la Sierra de Santa Martha y la Laguna Encantada.
Les da una “rameada” a los pacientes con hierbas de albahaca, ruda o romero, y luego toma un agua espiritual, bebe un poco y lo saca soplando enfrente de la persona, para después rociarlo con unas pociones mágicas. Durante el ritual pide por la buena fortuna del purificado, por su trabajo, por el amor y todo lo que alguien puede desear para su bienestar”.



No hay comentarios: