miércoles, 13 de febrero de 2019

EL PAYASO TENEBROSO




Hace dos semanas, una de mis primas me pidió prestada mi casa, pues quería celebrar el cumpleaños de su hijo y no tenía dinero como para organizarlo en un local. Le dije que no habría ningún problema, siempre y cuando dejaran el patio tal y como lo encontraron.

Ese fin de semana me fui de paseo con mi novia y cuando regresé a mi hogar, aquello era prácticamente “zona de desastre”. Las mesas que habían rentado para el evento, aún estaban ahí al igual que los sucios manteles. En el piso había migajas del pastel y manchas de refresco.

Mi prometida me dijo, que no me enfadara, ya que no podía hacer nada para remediar esa situación. También me comentó que si quería que se quedara para ayudarme a limpiar la casa, a lo que yo sin duda respondí que sí. Ella tomó unas bolsas de basura y yo agarré una escoba y un recogedor.

En eso estábamos, cuando mi novia recibió una llamada en su teléfono y tuvo que dejarme, pues será algo relacionado con su mamá. Seguí limpiando hasta que unas carcajadas hicieron que dejara esa tarea. Es la risa más aterradora que se puedan imaginar. Voltee hacia la derecha y ahí estaba un payaso con la cara deforme y una gran nariz de color rojo, de la cual brotaban chorros de sangre.

Debo decir que les tengo miedo a los payasos desde que recuerdo, así que esa situación fue espantosa para mí. El bufón me hacía señas con una de sus manos y vi que de sus dedos emergían unas garras enormes.

Retrocedí hasta donde estaba la escoba, la jale y al hacerlo deje entrar los rayos del sol con lo cual el personaje se dispersó. Luego me puse en cuclillas para recuperar el aliento y observe una hoja de periódico abajo de la mesa. En primera plana aparecía la foto ese tenebroso payaso acompañado de  la leyenda “asesinado en una fiesta infantil”.


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