miércoles, 24 de febrero de 2016

LA CELOSA MARIANA



En la época virreinal, en la ciudad de Valladolid de la Nueva España, vivía una rica y aristocrática familia formada por la esposa, el marido y un hijo que ambos habían procreado. Su vida se desplazaba tranquila, casi feliz y sin problemas.

La mujer era un tanto metiche y siempre le gustaba saber lo que las personas opinaban de ella, y por otro lado, era terriblemente celosa y siempre se la pasaba vigilando a su esposo, tratando de descubrirle alguna infidelidad.

Indagando y metiéndose en la vida de los demás, un nefasto día se enteró de que su marido le era infiel con una mujer, y ésta era nada menos que su madre.

La esposa, loca de celos y muy ofendida por tan terrible engaño, presurosa acudió ante su esposo y le mató decapitándole cuando se encontraba profundamente dormido.

Después de haberle dado muerte al infiel, acudió al lecho de su hijito y le mató también.

En seguida de haber cometido los espeluznantes crímenes, presurosa se encaminó a la casa de su madre a la que también mató a cuchilladas, para posteriormente prenderle fuego a la casa.

Antes de morir, cuando la madre estaba recibiendo las primeras cuchilladas, le espetó a la asesina: ¡De ahora en adelante te llamarás Mariana, y deambularás por la eternidad, por los campos asustando a los borrachos y a las mujeres chismosas!

Desde el día de la maldición la Mariana, a altas horas de la noche, se les aparece a todos los borrachos y los asusta con su terrible risa y su espantosa cara de muerta.

A las mujeres amantes del chisme las persigue sin tregua como un recordatorio de que por sus celos y por hacer caso a las habladurías, la que fuera una hermosa mujer se convirtió en la horripílante Mariana, pues su madre y su esposo eran absolutamente inocentes del terrible delito que se les imputaba.

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