miércoles, 15 de agosto de 2018

DUENDES




En un poblado tranquilo del Estado de México había una zona que era cubierta por la neblina durante todo el día y la noche. En medio había un puente que llevaba al bosque y al que muchos no se atrevían a cruzar por la falta de luz y por los extraños sucesos que ahí pasaban. Algunos ancianos cuentan que en ese puente habitan pequeñas criaturas que son las que custodian la entrada del bosque y que desaparecen a todas las personas que cruzan por ahí. Una persona logró escapar de este terrible secuestro y me contó esto:

Ignacio solía beber demasiado en las fiestas, siempre regresaba solo a su casa sin importar la hora. Durante las fiestas del pueblo comenzó a beber con sus amigos, un día decidió irse a su casa temprano para evitar preocupar a su familia. Aprovechando que todavía no se hacía de noche, quiso entrar al bosque para buscar algo de leña y evitar pasar frío en su casa. A pesar de conocer la historia de ese escalofriante puente Ignacio únicamente tomó un par de ramas y se dio la vuelta para ir a casa.

Pero escuchó a una gallina andar entre las ramas, así que se dio la vuelta, miró que no había nadie más y decidió capturarla para llevarla a casa. La gallina se detuvo justo a la mitad del puente, Ignacio caminó ahí pero sintió como si alguien más lo estuviera guiando, además comenzó a escuchar risas y murmullos que provenían de abajo del puente. De pronto la gallina se transformó en un pequeño hombrecillo muy parecido a un duende. Algunos otros hombrecitos lo tomaron de sus piernas e intentaban jalarlo por debajo del puente

Con mucho temor, Ignacio comenzó a rezar y el pequeño hombrecito empezó a retorcerse de dolor, así que Ignacio aprovechó el momento para salir corriendo y llegar a su casa. Al día siguiente amaneció con sus piernas arañadas y encontró un largo rastro de sangre que llegaba hasta aquel puente. Se cree que aún viven debajo del puente estos duendes y que buscan hacer daño a las personas que se acercan.

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