lunes, 20 de agosto de 2018

UN TORO NEGRO




En el Barrio de San Román existió una horrible criatura que tenía a todos los habitantes atemorizados. Las personas no salían de su casa al anochecer ya que temían ser atacados por esta feroz bestia. Se trataba de un enorme toro negro que salía de una cueva cercana cada noche y corría por las calles de la ciudad.
Cuando el reloj de la iglesia de San Román marcó las doce de la noche, se escuchó la fuerte respiración del animal que corría sin rumbo por las calles. Sus ojos eran rojos y sus pezuñas grandes se quedaban marcadas en el suelo. Cuando el toro llegó a un cruce entre las calles se detenía y comenzó un enorme remolino que levantó una gran nube de polvo.
El toro comenzó a transformarse en un hombre fuerte y atractivo que se dirigió a la plaza de la ciudad. Buscó una casa en donde vivía una jovencita para visitarla y enamorarla. La convenció de llegar al día siguiente a su cueva para verse en secreto. Al día siguiente, antes del anochecer, la chica se presentó en la entrada de la cueva y vio que la estaba esperando el atractivo hombre.
La tomó del brazo y la invitó a pasar a la cueva, unas horas más tarde salió de la cueva el toro, pero no se supo más de la muchacha. Como ya eran las doce de la noche, el toro corrió nuevamente a la ciudad en busca de otra jovencita para seducirla.
Pronto los habitantes notaron que las desapariciones de las jóvenes se debían a la visita de un extraño hombre que vivía en la cueva. Así que decidieron salir en su búsqueda con armas y cuando lo enfrentaron la terrible bestia corrió hacia ellos sin temor alguno. Le dispararon pero no consiguieron hacerle el menor daño, así que el toro corrió a ocultarse en su cueva.
Fue perseguido y dentro de la cueva vieron que había una muchacha que era su última víctima. El toro tomó un cuchillo y lo enterró en la joven para sacarle el corazón. Después de esto, el animal se convirtió en un árbol de mamey justo a la entrada de la cueva. Aunque ya no se puede ver al toro, cada noche es posible escuchar su rugir en las calles de la ciudad.


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