jueves, 15 de enero de 2015

LA CHIRIKI



En lo remoto de los tiempos, radicaba una tribu indígena entre cuyos componentes se encontraba un indio fuerte y valeroso, autor de hazañas inigualadas. El indio se llamaba Báa Bachi, Maíz de agua.

Su prestancia varonil tenía enamorada a una bella india que adoraba al joven guerrero. El frenesí que unía a estos enamorados se enfriaba con frecuencia por la coquetería de la aborigen. Le gustaba dar celos a su amante y exigirle pruebas constantes de amor.

Un día en que los enamorados paseaban a orillas del río, la Chiriki - tal era el nombre de la india - arrojó al agua un brazalete de oro, exigiendo a Báa Bachi que lo rescatase.

El indio obedeció su capricho y buscó la alhaja, confiada en sus dotes de nadador. Al cabo de algunas horas, Báa Bachi no volvió a la superficie y la desesperación y la tristeza se apoderó del ánimo de la Chiriki.

Empezó a creer que su coquetería había comprometido la vida del amante y, la idea de que pudiera haberlo perdido, la llenó de terror.

Arrepentida de su comportamiento consultó con el hechicero de la tribu, pidiéndole consejo. El resultado fue que la Chiriki se arrojó en el mismo sitio donde Báa Bachi se había sumergido, desapareciendo ella también.

Al día siguiente, de madrugada, todos vieron surgir del fondo del río, en el lugar donde habían desaparecido los amantes, una flor extraña, completamente desconocida hasta aquel momento, a la que llamaron 'Juu Sewa Nakeo" Flor del Amor. 

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