lunes, 19 de enero de 2015

XIUHTECUHTLI



El Señor Azul, dios de suma importancia en la cultura nahua, fue el dios del fuego. Desde la época en que los mexicas andaban del tingo al tango, ya se le adoraba. Se le conoce como el Señor de la Hierba y como el Señor de la Turquesa. Siguiendo la tradición de la multi personalidad de los dioses del panteón mexica, El Señor Azul tuvo varios nombres: Huehuetéotl, el Dios Viejo; Cuezaltzin, Llama de Fuego; y Izcozauhqui, el Cara Amarilla. También se le llamó Culebra de Luz. Xihuitl simboliza el principio creador que proporciona calor y vida, dios del fuego que purifica la tierra y renueva la naturaleza y las cosas en general. 
Iba desnudo, sólo le cubría una capa de plumas amarillas, la barba pintada de negro y rojo; plumas verdes adornaban su corona, y lucía orejeras de turquesas azules. En la mano derecha portaba cinco chalchihuites de hermoso color verde. Deidad del día y del calor, señor de los volcanes, y personificación de la vida después de la muerte. Patrono de de los tlatoanis, a quienes se les consideraba la encarnación de Xiuhtecuhtli.
Se le dedicaban varias ceremonias: una al año, otra cada cuatro, y al cumplirse cincuenta y dos años, se festejaba el Fuego Nuevo. Se le sacrificaban esclavos que simbolizaban los colores del fuego; a saber, el Xocauhqui Xiuhtecutli, amarillo; el Xoxouhqui Xiuhtecutli, el azul celeste; el Tlaltlauhqui Xiuhtecutli, el rojo; y el Iztac Xiuhtecuhtli. Todos ellos colores sagrados, como sus nombres lo indican.
Junto con Chantico, personifica a los dioses padres de todos los dioses y de la humanidad: Ometecuhtli y Omecíhuatl. Uno de sus símbolos fue la cruz de los rumbos sagrados del universo.
Las tres partes que componen el mundo: la terrestre, el inframundo y el ámbito celestial, fueron unidas por Xiuhtecuhtli, quien desde el Mictlán subió hasta el Cielo pasando por la Tierra como una columna de fuego, para mantener a los tres planos unidos. Cuando se extinga la columna de fuego el mundo llegará a su fin.

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