miércoles, 20 de abril de 2016

ALMA Y EL COLGADO



Cuenta una leyenda de Morelia que, hace ya muchos años, una joven de nombre Alma dormía muy en paz en su recámara de la casa de sus padres, la cual se encontraba situada en pleno centro de la ciudad.

Como a las doce de la noche, oyó un ruido en el extremo del cuarto que la despertó.

Alma se incorporó de la cama y vio la sombra de un hombre que pendía de una soga y se balanceaba tétricamente.

Muy asustada, la joven se puso a dar de gritos.

Sus padres y dos de sus hermanos se despertaron inmediatamente, y acudieron a ver de qué se trataba. Alma les contó lo que había visto, pero ellos ya no vieron nada.

Cuando se hizo de día, la muchacha acudió a ver al cura de la iglesia, que era su confesor, y le contó lo que había visto.

Después de preguntarle a Alma si conocía al colgado y de ella decir que no, el cura le aconsejó que si lo volvía a ver le preguntase lo que quería, ya que era muy probable que fuera un alma en pena.

A la noche, Alma volvió a ver al colgado a las doce.

Pero se aterró tanto que no pudo pronunciar palabra, y no le preguntó nada.

El cura la volvió a instar para que indagara lo que el hombre deseaba.

Así una noche Alma, junto con sus padre, se armó de valor, y cuando a las doce de la noche apareció el hombre colgado, la chica, con voz trémula, le preguntó qué era lo que quería.

Al oír la pregunta, el hombre le respondió que había muerto y que su novia, a quien adoraba, no sabía nada de su deceso, y que sufría mucho pensando que ella pudiera creer que había sido un ingrato que la abandonó a punto de casarse.

Le dijo el colgado que era del todo necesario que su adorada supiese la verdad, y que le rogaba a Alma que fuera a ver a la chica para contarle lo que le había ocurrido.

Después de indagar dónde se encontraba la novia abandonada, Alma acudió a visitarla para decirle que su novio había muerto asesinado por unos bandoleros que le habían colgado, y que a ello se debía su desaparición y no al desamor.

La novia lloró mucho, pero se conformó al saber la verdad y le organizó novenarios para que el alma de su amado descansara en paz.

Desde ese momento, el hombre colgado nunca más se le apareció a Alma, la piadosa joven moreliana.

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