Comala,
Lugar de Comales, población norteña del estado de Colima, se remonta a tres mil
años de existencia. La zona que ocupa actualmente fue, en la época prehispánica
habitada por los olmecas, nahuas, toltecas, chichimecas y purépecha. Ya en la
época colonial Comala le fue dada en encomienda a Bartolo López, en el año de
1527. Fue una República de Indios con un gobernador propio, hasta que en 1820
se convirtió en ayuntamiento, cuyo primer alcalde fue Cayetano Pizarro. En 1962
se le empezó a conocer como el Pueblo Blanco de América, por el color de las
fachadas de las casas, y hoy en día forma parte de los Pueblos Mágicos de
México. En esta localidad se encuentra el famoso Puente de los Suspiros que ha
sido objeto de una interesante leyenda.
En el año de 1909 se dio
comienzo a la construcción de un puente sobre el Río San Juan, que se
inauguraría para las famosas fiestas del Centenario de la Guerra de
Independencia. Este hecho fue motivo de gran curiosidad entre los habitantes
del pueblo, quienes acudían a observar los trabajos que realizaban los
albañiles contratados para tal efecto, aun cuando era un tanto peligroso ir de
mirón.
Con el fin de evitar que
los niños fueran a ser objeto de un accidente que pudiera costarles la vida, de
común acuerdo sus padres les dijeron a éstos que los trabajadores de la
construcción solían robarse a los infantes para enterrarlos vivos en las
columnas y los muros que estaban construyendo.
Sin
embargo, a pesar de las advertencias paternas, un niño decidió desobedecer la
orden de acercarse a la obra, y cuando llegó a ella se percató de que en la
mezcla de arena y cal que estaba preparando un albañil para colocar los
ladrillos había sangre. Corrió enseguida hacia el pueblo para informar a los
adultos que, efectivamente, los albañiles mataban a los niños.
Pero la sangre que se
encontraba en la mezcla no era de ningún niño, sino de animal, ya que la
tradición afirmaba que si se añadía a la mezcla un poco de sangre la
construcción sería mucho más fuerte y segura.
Sin embargo, los habitantes
del pueblo se afectaron con tal aviso, y cuando se inauguró la obra, las
mujeres no querían transitar por el puente, porque aseguraban que se escuchaban
llantos y suspiros de los supuestos niños empalados, quienes al ver una mujer
la confundían con sus respectivas madres y sollozaban para que los rescataran.
Los analfabetos del pueblo
aseguraban que la placa de inauguración del puente tenía escrito los nombres de
los infantes que supuestamente habían sido colocados vivos en el puente durante
su construcción.
Por muchos años este puente
fue conocido como el Puente de los Suspiros.
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