martes, 9 de octubre de 2018

LOS CHULELES




En el estado de Chiapas situado al sur del país, existe una leyenda que nos habla de la existencia de los chuleles. En ella se nos narra que un chulel es el alma o espíritu de aquellas personas que poseen la capacidad de transformarse en animales según su gusto, la cual nunca llega a desprenderse completamente del cuerpo que la posee. Todo lo que pueda pasarle al animal en que se transforma el chulel, también le acontecerá a la persona poseedora del mismo. De tal manera que, si el chulel animal es herido, la persona aparecerá con una herida cuando vuelva a su condición humana. Es una especie de nahualismo.
Tres son las clases de chuleles: los pukujes, los ikales y los kibales. Los primeros tienen la mala costumbre de robarse a los bebés nonatos. Los segundos, dañan o matan a las personas trasnochadoras, y los terceros aman aterrorizar a la gente transformándose en bolas de fuego y dañando a quien pueden.
Para los tzotziles y tzeltales el chulel es simplemente el alma de una persona, formada de trece partes. Si una de ellas o todo el chulel se desprende del cuerpo, inmediatamente tiene lugar el padecimiento de una enfermedad, y el enfermo no sanará hasta que se logré nuevamente su unificación. Es lo que se conoce como la pérdida del alma o enfermedad del alma conocida como chulelal.
El chulel se adquiere desde que se nace y es eterno. Aparece cuando las personas aún son fetos, otorgado por los totilmeiletik, los dioses, y sale del cuerpo cuando acontece la muerte. En el cuerpo humano los chuleles se encuentran en diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, para algunos indígenas chiapanecos se encuentra en la sangre y el corazón. Para otros, esta diseminado por todo el cuerpo, o en la lengua, específicamente en la punta. Gracias al chulel las personas tienen inteligencia y la capacidad de hablar. Si se llega a dañar, las personas pueden volverse locas o epilépticas. Cuando una persona duerme, el chulel es capaz de dejar el cuerpo para ir a visitar a los dioses ancestrales, o puede viajar a diferentes lugares según le plazca, aunque corre el riesgo de perderse o de ser atrapado por los seres del inframundo, entre los que se encuentra Pukuj y Yahval Balamil. Los niños son los más susceptibles de perder su chulel porque aún no es muy fuerte, para fortalecerlo y adherirlo al cuerpo es necesario bautizar a los pequeños.
Cada ser humano tiene su correspondiente chulel animal, es como la tona, pues cuando los dioses dan al alma a los fetos humanos, también agregan un espíritu animal que permanecerá con ellos toda la vida, afectándose uno al otro.
Para el grupo maya zinacanteco, no solamente las personas tienen un chulel, sino también las cosas que son altamente valiosas para la comunidad como, por ejemplo, la casa, la sal, los frijoles, las cruces de madera que se colocan en los cerros sagrados o cuevas, los instrumentos musicales, etcétera.
A los chuleles se encarga de cuidarlos San Jerónimo, pues él es el patrón del destino de los mortales. Al morir, el chulel se queda en el cuerpo del muerto o en su tumba por un cierto período que puede ser de cuarenta días o por el tiempo que haya permanecido vivo el ahora difunto.


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