En la Villa de Santiago de
Galicia de Compostela de Indias, en el estado de Nayarit, fundada por el
español Cristóbal de Oñate, se encuentra situada la parroquia de Santo Santiago
Apóstol, también conocida como templo del Señor de la Misericordia.
En este recinto sagrado
sucedió hace ya algunos años, un hecho espeluznante que se ha convertido en
leyenda.
Un cierto día, un señor
llamado Elías y su amigo un doctor, estaban en el coro del templo ensayando una
canción para la misa del día siguiente.
Estaban muy tranquilos
platicando en un alto que hicieron para descansar, cuando de pronto sintieron
que algo se movía cerca de ellos, y que sus cabellos se erizaban, al tiempo que
algo muy frío les recorría por la espalda.
Voltearon hacia la puerta
del coro y vieron a un padre decapitado, vestido con hábitos antiguos, de la
Colonia.
El señor y el doctor
cerraron los ojos y se pusieron a rezar todas las oraciones que se les
ocurrieron.
Cuando terminaron y abrieron
los ojos, el fraile había desaparecido.
Cuando los asustados hombres
regresaron a sus casas, le contaron a todos lo que les había ocurrido.
Todo el pueblo se enteró de
lo que les había pasado, y todos estaban muy asustados.
Todos, salvo un grupo de
bromistas que decidió sacar provecho de lo acontecido.
Los jóvenes que componían el
grupo, decidieron esconderse en el templo por la tarde y nochecita, y asustar a
los fieles que entraban a rezar.
Uno de ellos se puso un
hábito de fraile que caía desde la cabeza, y era el encargado de asustar a las
pobres personas que llegaban hasta a enfermarse del sustote que se llevaban.
Un día a las ocho de la
noche, estaban los jóvenes en el templo realizando su pesada broma, cuando de
pronto sintieron escalofríos y una terrible sensación de miedo, todos ellos,
que eran cinco, voltearon hacia el coro y vieron la imponente figura de un
fraile decapitado. Ante tan espantosa aparición los cinco cayeron muertos de
terror.
Al siguiente día, el
sacristán encontró sus cuerpos ya tiesos y con muecas de pánico en el rostro.
Al lado de ellos, se encontraba
pintado en el suelo un recado escrito con sangre que decía: “¡Con los arcanos
del Más Allá no se juega!”
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