Después del ayuno de cuarenta días y cuarenta noches dijo el
tentador a Jesús: "Si eres Hijo de Dios, di que éstas piedras se
conviertan en panes". Conocemos la contestación de Jesús: "No sólo de
pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Por esto empieza la Oración del Señor con las peticiones que imploran
la venida del Reino de Dios. Los ateos quieren construir un nuevo paraíso sin
Dios con sus propios esfuerzos. Con las invenciones de la técnica se pueden
conseguir fabulosos progresos -y sin embargo nunca hubo más hambre en el mundo
que en este siglo, en el cual casi cada segundo muere algún ser humano directa
o indirectamente a causa del hambre-.
Dios quiere que sus criaturas imploren a él cada día con humildad.
Si nosotros, que somos malos, no damos una piedra al que pide pan, cuánto más
nuestro Padre celestial "dará cosas buenas a los que se las piden" En la vida de los judíos piadosos era y es obligación dar gracias
a Dios por los dones de su creación "Comerás, hasta hartarte, y bendecirás
a Yahvé tu Dios en esta espléndida tierra que te ha dado". Gran
parte del hambre en el mundo viene por culpa de los mismos hombres, que han
destrozado esta espléndida tierra y la han convertido en desierto.
Aun así, toda la humanidad puede ser nutrida gracias a los últimos
logros de la técnica, particularmente por la observación e investigación de la
tierra por medio de satélites. ¡Hay tantos víveres que algunos países
capitalistas han llegado a destrozar parte de su producción para no perder
ganancias financieras!
Cada grano de trigo, su crecimiento, su multiplicación, es un
milagro de Dios. Si el Padre celestial no hiciera salir su sol sobre malos y
buenos, y llover sobre justos e injustos, la situación del mundo
sería catastrófica. Debemos dar gracias siempre y en todo lugar, ante todo,
cuando tomamos los alimentos en la mesa.
"Guárdate de olvidar
Yahvé tu Dios... no sea que cuando comas y quedes harto... tu corazón se
engría y olvides a Yahvé tu Dios, que te sacó del país de Egipto"
En los hogares católicos había antes un rincón, donde se adornaba
un crucifijo y una imagen de la Virgen Santísima. Toda la familia se reunía
allí para la oración común. Hoy, hasta en la casa de la gente humilde, se
encuentra a veces en este lugar el televisor. Ya se reza muy poco. En algunos
lugares ya no dan gracias durante la semana y a veces ni siquiera en la
Eucaristía del Domingo.
Pero, aparte de esta cuestión, cada bautizado debe rezar el Padre-
nuestro con una verdadera "opción por los pobres" sintiendo como
Jesús tiene compasión de aquellos que no tienen pan y abriendo los ojos para ver al pobre
de Lázaro extenuado delante de muchas puertas de nuestras casas y viéndolo
particularmente en las zonas indígenas de la patria. Si hacemos esta petición
sin la voluntad de distribuir y compartir, nos dice el apóstol Santiago:
"Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en
vuestras pasiones". El tema "Jesús y los pobres" ya se trata en
muchos documentos.
Jesús no trajo solamente la gracia y la paz de Dios; él curó
también numerosas enfermedades; tuvo compasión de la muchedumbre que no tenía
de que comer ni alimentarse. junto con los discípulos que le seguían practicó
la limosna. La Bienaventuranza de la pobreza proclamada por Jesús no significa
en manera alguna que los cristianos puedan desinteresarse de los pobres que
carecen de lo necesario para la vida humana en este mundo. Como fruto y
consecuencia del pecado de los hombres y de su fragilidad natural. esta miseria
es un mal de que. en la medida de lo posible. hay que liberar a los seres
humanos...
El pan cotidiano que pedimos es para
los cristianos también como una figura del pan eucarístico. De este pan divino
y de la fuerza que nos regala como fruto del sacrificio de la cruz, debemos
tener hambre y sed. "Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el
alimento que permanece para la vida eterna, que os da el Hijo del hombre"
Por el banquete eucarístico recibimos la verdadera vida
inmortal. Por la Eucaristía "signo de unidad" y "vínculo de
caridad" "no sólo conocemos el amor, sino nosotros
mismos comenzamos a amar. Entramos, por así decirlo, en la vía del amor y
progresamos en este camino. El amor que nace en nosotros de la Eucaristía, se
desarrolla gracias a ella, se profundiza, se refuerza"
Los que se nutren diariamente con el pan eucarístico deben
lanzarse con Jesús a la gran aventura de buscar primero el Reino de Dios, sin
preocupación miedosa de la vida, del comer, beber, vestirse etc... "No
estéis inquietos, que por todas estas cosas se afanan los gentiles del mundo; y
ya sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de ellas"
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