Se cuenta que existió una mujer indígena que tenía un romance con un
caballero español, la relación se consumó dando como fruto tres bellos hijos, a
los cuales la madre cuidaba de forma devota, convirtiéndolos en su adoración.
Los días seguían corriendo, entre mentiras y sombras,
manteniéndose escondidos de los demás para disfrutar de su vinculo, la mujer
viendo su familia formada, las necesidades de sus hijos por un Padre de tiempo
completo comienza a pedir que la relación sea formalizada, el caballero la
esquivaba en cada ocasión, quizás por temor al qué dirán, siendo él un miembro
de la sociedad en sus más altos niveles, pensaba mucho en la opinión de los
demás y aquel nexo con una indígena podría afectarle
demasiado su estatus .
Tras la insistencia de la mujer y la negación del caballero, un
tiempo después, el hombre la dejó para casarse con una dama española de alta
sociedad. La mujer Indígena al enterarse, dolida por la traición y el engaño,
totalmente desesperada, tomó a sus tres hijos, llevándolos a orillas del rio,
abrazándolos fuertemente con el profundo amor que les profesaba, los hundió en
el hasta ahogarlos. Para después terminar con su propia vida al no poder
soportar la culpa de los actos cometidos.
Desde ese día, se escucha el lamento lleno de dolor de la mujer
en el río donde esto ocurrió. Hay quienes dicen haberla visto vagando buscando
desesperada, con un profundo grito de dolor y lamento que clama por sus hijos.
La culpa no la deja descansar, su lamento se escucha cerca de la
plaza mayor, quienes miran a través de sus ventanas ven una mujer vestida
enteramente de blanco, delgada, llamando a sus hijos y que se esfuma en el lago
de Texcoco.
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