Desde mucho antes de la Revolución, o sea desde la segunda mitad
del siglo XIX, Luis Terrazas era uno de los hombres más ricos de México, y el
más rico del norte. Tenía haciendas, ranchos ganaderos, minas, propiedades,
casas y todo lo que quería.
Hasta fundó un banco, el Banco Minero de Chihuahua. Era tan rico
que se convirtió en el cacique y con el poder que tenía ponía y quitaba
gobernantes a su antojo.
Dicen que los hombres más poderosos son los que siendo el poder
están detrás del poder; son los que manipulan, y Luis Terrazas era así hasta
que quiso ser diputado y síndico. Anduvo coqueteando con el poder de figura
pública y se convirtió finalmente en el gobernador de Chihuahua. Ya con eso, no
había nadie que lo contradijera y se hizo más rico y poderoso.
Cuando empezó la Revolución, en Chihuahua las cosas se pusieron
difíciles. Todavía siendo Porfirio Díaz presidente, destituyó a Luis Terrazas
de la gubernatura y los ánimos se caldearon.
En esas fechas, ya con 80 años de edad, Luis Terrazas huyó a una
de sus propiedades en Aguascalientes, pero al darse cuenta de que todo el país
era un polvorín, mejor se fue a California, pero en 1912 regresó a Chihuahua cuando
Francisco I. Madero se lo pidió y le ofreció garantías para que pudiera
gobernar sin problemas. Regresó y encontró muchas de sus haciendas saqueadas.
Creía que iba a poder restablecerlas, y fue cuando Pancho Villa azoló
Chihuahua.
Todo lo anterior es historia y aquí viene la parte de la leyenda:
cuentan que Pancho Villa llegó
personalmente a la casa de Luis Terrazas y lo sacó a punta de pistola para que
lo llevara al banco, abriera la caja fuerte y poder saquearla. Luis Terrazas
siguió las órdenes del general Villa y sí, fueron al banco y de la bóveda los revolucionarios
sacaron todo el dinero, joyas y barras de plata y de oro que había. Pero Pancho
Villa se dio cuenta de que no era mucho y que lo que estaba allí guardado era
dinero de los ahorradores, no el de Terrazas.
Entonces le ordenó al ex gobernador que le dijera dónde estaba su
tesoro, sin mucho éxito. Villa amenazó con matarlo, sin que esto asustara a
Terrazas tampoco. Muy enojado, Villa mandó traer a dos hijos y dos nietos de
Terrazas y le dijo a éste que si no le decía dónde estaba el tesoro los iba a
matar allí mismo. Luis Terrazas no tuvo más remedio que decir la ubicación. El
tesoro estaba adentro del mismo banco, pero enclavado en los pilares. Los
hombres de Villa tumbaron los pilares y se llevaron las riquezas que Terrazas
había acumulado en todos sus años de cacicazgo.
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