La civilización maya
geográficamente tuvo una extensión bastante considerable, pues abarcó los
estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán; más algunos
países de América Central que hoy conocemos como Guatemala, Belice, Honduras y
el Salvador. Su abundante y maravillosa mitología se encuentra en libros tales
como el Rabinal Achí, EL Popol Vuh, y el Chilam Balam.
En el Popol Vuh, Libro
del Consejo, recopilación de los mitos de los mayas quiché de Guatemala, se
encuentra el mito del ordenamiento del universo, sus niveles y sus cuatro
rumbos espaciales.
Para crear al mundo, los
dioses utilizaron una cuerda para medir, y con ella dibujaron un cuadrado que
determinaba los límites del universo. Dentro de dicho cuadrado erigieron un
árbol: el eje cósmico. Según la estela de Quiriguá que se encuentra en
Palenque, fechada en 3,114 a. C.
El Primer Padre llamado
Hun Nal Ye, nombre que significa Primera Semilla de Maíz o Uno Maíz creó
el Cielo levantando una casa dividida en ocho partes orientadas hacia los
puntos cardinales; colocó en el centro tres piedras para indicar el inicio de
la creación, más un árbol sagrado que se llamó Wakah-Chan, representación
simbólica de los “cuatro vientos”, de la vida y de la fertilidad. Este árbol
sagrado unía los tres planos fundamentales del cosmos: el Cielo, la Tierra y el
Inframundo; se localizaba en el plano terrenal, desde donde partían su copa y
sus raíces hacia los otros mundos. A Wakah-Chan se le rendía culto al término
de la época de secas, cuando daba inicio el tiempo de las lluvias, y se
efectuaban los rituales dedicados a Chaac, dios del agua, convertido en cada
uno de los rumbos cósmicos.
Este árbol aun
representa para los mayas la estabilidad del cosmos. Su espléndido ramaje verde
se asocia al jade, al maíz y a la satisfacción que éste cereal proporciona al
hombre. Las ramas verdes del árbol sirven de asiento a hermosos pájaros: los de
las ramas del este son rojos; los del oeste, negros; blancos los del norte; y
amarillos las aves del sur.
Las hazañas más
destacadas del dios Hun Nal Ye se encuentran pintadas en un edificio del Petén
en Guatemala; se refieren, en primer término, a cuando el dios descendió a Xibalba,
el mundo subterráneo, donde moraban los espíritus de la enfermedad y de la
muerte, cuya entrada se encontraba situada a la entrada de una caverna en Alta
Verapaz, Guatemala, en busca de la montaña escondida de los mantenimientos,
lugar en donde se guardaban los elotes de granos amarillos y blancos. La
entrada del dios-semilla al mundo subterráneo, corresponde a la época en que el
grano debe sembrarse.
En Xibalba el dios tuvo
que enfrentarse con los seres del Inframundo, quienes no lo aceptaron porque al
dios se le olvidó llevar las ofrendas necesarias. Tal fue el rechazo de los
señores de Xibalba, que el Dios del Maíz terminó decapitado sin piedad.
Hun Nal Ye tenía dos
hijos gemelos llamados Hunahpú e Ixbalamqué, quienes decidieron descender al
Inframundo en busca de su padre. Ellos también entablaron grandes peleas con
los seres malignos de Xibalba. Poco después, el dios-semilla germinó en el
Inframundo y se convirtió en una hermosa planta de maíz. En su viaje, el joven
dios encontró a unas bellas mujeres desnudas que lo vistieron con un
faldellín de mazorcas de jade, y le adornaron con orejeras brazaletes, ajorcas
y un cinturón de caracolas marinas hechas de jade.
Tal vestimenta simboliza
a la fertilidad por el jade, las hojas verdes y las caracolas marinas. Ya
vestido con tales galas, el dios emprendió un viaje en canoa, cuyos remeros
fueron un jaguar que portaba un remo en la mano, un ser fantástico que llevaba
un instrumento musical elaborado en concha de tortuga, y el dios de la
lluvia Chaac.
Así llegó a Xibalba a
recoger las semillas nutrientes que se encontraban en tal sitio. Las recogió y
metió en un saco, y salió a la superficie de la Tierra por una grieta,
simbolizada por una concha de tortuga. Su salida fue custodiada por sus dos
hijos, gracias a cuyos denodados esfuerzos resucitó. Todas estas
aventuras emprendidas por el dios, son nada menos que el ciclo reproductivo del
maíz: siembra, germinación y nacimiento de la planta.
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