Hace mucho tiempo en una región
llamada Nemea, existió un león muy feroz. Otros animales huían al verle, y
todos los habitantes de los alrededores estaban asustados: creían que ese
terrible león había bajado de la luna y que era inmortal. Lo cierto era que
ante el temor de todos, la fiera hacía cada vez más destrozos.
También por aquellos lugares vivía Hércules, un gigante notable por su enorme, quien, al enterarse de los estragos realizados por el león, se dirigió al bosque en su búsqueda.
Después de mucho caminar logró verlo,
y ocultándose para no ser descubierto por la bestia, le disparó una flecha.
Grande fue su sorpresa al ver que rebotaban en la durísima piel del león, y mas
creció su asombro al descubrir que los mismo sucedía con las demás
flechas que le disparaba.
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