Cuenta
una leyenda del estado de Guerrero que hace muchos años una mujer llamada
Carmelita Juárez soñaba, día y noche, con hacer un viaje al Vaticano para
conocer en persona al Papa de aquel tiempo.
A fin de
realizar su sueño, durante muchos años se puso a juntar monedas de oro con
bastante esfuerzo para poderse costear el pasaje.
Pasaron
algunos años y, por fin, un día Carmelita se dio cuenta de que ya contaba con
el suficiente dinero para marcharse al Vaticano.
Al día
siguiente se aprestó para el viaje y se dirigió al puerto para tomar el barco
que había de llevarla hacia destino tan deseado.
Cuando
llegó era de noche y decidió ir a dar una vuelta por la playa para sosegar su
emoción.
Como la
noche estaba muy oscura y la Luna no se aparecía, tomó un candil del albergue
donde se hospedaba y se dirigió a la tibia playa.
De
pronto vio dos figuras a lo lejos que caminaban hacia donde ella se encontraba.
Temiendo
lo peor, dio media vuelta y apresuró el paso para huir de esas personas que se
le iban acercando cada vez más.
Pero
como Carmelita era madurita, pronto le dieron alcance dos hombres mal encarados
que, presto, le quitaron a la pobre mujer todo su dinero, junto con las
esperanzas de ver al Santo Papa.
Fue tan
duro el golpe de ver frustradas sus ilusiones que al poco tiempo murió de dolor
y pena.
Desde
entonces, los habitantes de Guerrero aseguran que en las playas del puerto
suele verse a una mujer fantasmagórica que porta un candil en la mano y pasea
por la playa en espera de tomar el barco que ha de llevarla hasta Europa a ver
al Pontífice.
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