En Zacatecas, hace ya muchos
años, vivía una señora a la que apodaban Cajón de Reales, ya que cuando se
refería a sus riquezas ella respondía: -“¡Sólo tengo un cajoncito de reales
donde guardo el dinero para mantener a mis perritos!”-
Pues doña Nicolasa Rojas
tenía en su casa muchos y variados perros. La señora era una usurera, una
prestamista que vivía en la mejor calle de unos de los barrios de Zacatecas,
situado cerca de la estación de ferrocarril.
Su casa se encontraba muy
protegida, pues doña Nicolasa les temía a los ladrones; de ahí que tuviera
tantos perros y una gruesa puerta de madera con tranca.
Nadie la quería en el
barrio, pues aparte de prestamista traficaba con joyas robadas.
En cierta ocasión llegaron a
la ciudad unos titiriteros y pusieron su teatrito en la Plazuela de Carretas.
Los artistas eran dos
hombres y dos mujeres comandados por un jefe negro.
Doña Nicolasa no se perdía
función, iba todas las noches a la carpa. Al regresar a su casa la acompañaba
el negro del cual se había hecho muy amiga.
Una noche en que cenaba con
la troupe fue vista por varios vecinos. Al día siguiente corrió la noticia de
que el Santuario de Nuestra Señora del Patrocinio de la Bufa había sido robado.
La policía no encontró a los ladrones.
Pasaron muchos días. Los
vecinos de la casa de doña Nicolasa oían que los perros aullaban demasiado y
dieron aviso a las autoridades.
Cuando éstas llegaron y
abrieron la casa encontraron a Doña Cajón de Reales devorada por los canes.
Encontraron en un gran cajón
parte de las joyas y las vestimentas de los santos que fueran robadas en el
Santuario.
Todo el mundo atribuyó el
robo a la mujer y a los titiriteros que habían quitado su carpa y desaparecido
sigilosamente.
El hecho de que devoraran a
la mujer sus propios perros, fue considerado como un castigo divino por su
participación en el robo, pues los empleados del rastro se habían olvidado por
completo de entregar a la dama la carne necesaria para alimentar a los perros,
como era costumbre.
Desde entonces, la calle
donde vivió Doña Cajón se llamó El Callejón de los Perros.
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