Los
Zidahmu, seres sobrenaturales del más allá, son amigos de
los curanderos otomíes y de las personas que tienen la mala suerte de caer
enfermos.
Los
curanderos los invocan para que les enseñen el camino correcto que deben seguir
para efectuar sus curaciones con éxito durante los ritos.
En
agradecimiento a la ayuda proporcionada por los Zidahmu, los curanderos les
ponen una ofrenda. Los Zidahmu se representan por medio de las “antiguas”, como
llaman a los ídolos prehispánicos, o por las imágenes de los santos católicos
que todos conocemos.
Para
comunicarse con las “antiguas” se realizan cantos de origen muy lejano en el
tiempo, y para contactarse con los santos se efectúan rezos católicos.
Para
llevar a cabo las curaciones, a las “antiguas” se les ofrendan comida y papel
amate recortado que simbolizan al saki, la fuerza vital de la existencia
humana; es decir, el alma.
Las
figuras de papel amate, que representan a las divinidades indígenas, deben ser
activadas por el chamán sahumándolas con copal y echando sobre ellas un poco de
sangre.
Una vez
preparadas, el curandero puede utilizarlas y hacer que cumplan sus órdenes para
que les ayuden a curar al enfermo.
Las
imágenes sagradas de papel, se colocan en las paredes de las casas para
proteger a sus ocupantes contra las enfermedades y los maleficios.
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