jueves, 1 de octubre de 2015

MIGUEL, EL DE CORAZÓN DÉBIL



Esta leyenda me la contó Mati, mi amiga, y ahora yo se la cuento a usted.

Nosotros los huastecos creemos que existen personas de “corazón fuerte” – los ancianos, los curanderos y los brujos- que tienen la capacidad de enfermar a otras, por ejemplo a los niños y a los que tienen un “corazón débil”.

Pues resulta que Mati tenía un novio, Miguel que se llamaba, y que por mala suerte tenía el “corazón débil”.

Un día, Miguel estaba en la plaza recargado en el quiosco, cuando se le acercó un señor que él no conocía para preguntarle dónde estaba la cooperativa ejidal.

El hombre se le quedó mirando con una fuerte mirada de sus ojos garzos, y como era de “corazón fuerte” le chupó la energía a Miguel.

A poco rato, Miguel se fue a su casa, almorzó y, de pronto, empezó a sentirse mareado, con el pulso muy fuerte y agitado, le dolía el estómago, le dio diarrea y empezó a comportarse como loco.

Inmediatamente su madre, doña Gloria, fue por el curandero.

Al ver al paciente y revisarlo, don Tomás dijo que una persona de “corazón fuerte” le había chupado la energía a Miguel que lo tenía débil.

En seguida, Tomás tomó de su morral unas hojas de k’on k’ach Cissampelos Pareira y comenzó a “barrer” con ellas a Miguel, a fin de remover la enfermedad.

A continuación, don Tomás agarró las hojas, las trituró, y las revolvió con agua.

Entonces, se formó una sustancia gelatinosa, prueba irrefutable de que el diagnóstico era correcto. Pero el corazón de Miguel era sumamente débil, y a los tres días murió, en medio de dolores, deposiciones y medio loco.

Mati lo lloró mucho y juró nunca casarse con nadie.

La enfermedad y la curación forman parte de la cosmovisión huasteca.

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