En la
villa de Toluca que es del marques del Valle, una mujer española, llamado
Isabel Hernández, viéndose atribulado, fue á su confesor, que se decía Fr.
Benito de Pedroche, cómo estando acostada en su cama, había visto al amanecer
un hombre colgado en su aposento, con el hábito de la misericordia.
El
confesor le dijo, que lo conjurase si tenía ánimo para ello, y le enseño el
modo como lo había de hacer.
Aparecióle
este hombre otras dos ó tres veces, hasta que un día, á la misma hora, estando
ella acostada en su cama con otras mujeres, por el temor que tenía, vio la
misma visión, y lo conjuró y preguntó qué era lo que quería.
El
hombre le dijo quién era, y cómo había que estaba en purgatorio, porque había
levantado un falso testimonio á una doncella que quería casar un sacerdote
honrado, llamado Antonio Fraile, por lo cual la doncella no se casó.
Y que se
había confesado de aquel pecado y tenido de él contrición; mas por cuanto no le
había restituido la honra, penaba todavía en el purgatorio.
Y que
para muestra de la verdad que decía, que le preguntasen al Antonio Fraile si
esto era así.
Y que
por morir fuera de México no le había vuelto la honra; que de su parte se la
volviesen y le mandase decir algunas misas, porque luego saldría de purgatorio,
y así se las dijeron, y nunca más pareció.
Hízose
averiguación de esto en México, y hallase ser todo así, y á aquella mujer se le
volvió la honra, aunque ya era casada cuando sucedió.
No se
descubre el nombre del difunto por su honra.
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