Una feliz
familia vivía en un rumbo muy cercano a una transitada carretera,
debido a esto la joven madre las acompañaba diariamente al colegio y caminaban
las tres tomadas de la mano, teniendo especial cuidado al toparse con la
mencionada carretera, las pequeñas hasta el momento no tenían permiso de cruzar
solas.
Uno de tantos
días la madre recibió en su celular una llamada urgente del trabajo la cual tuvo que atender,
le exigían su presencia de inmediato, por lo cual se vio en la necesidad de
dejar que las gemelas continuaran el camino solas.
Con mucho pesar despidió a las niñas,
dando indicaciones para no se soltarse de la mano y tener mucho cuidado al
cruzar. Las dos pequeñas siguieron las instrucciones de su madre, miraron a
ambos lados de la carretera, y al ver que estaba libre cruzaron.
Apenas se
giraba la madre para cambiar de rumbo, cuando se escuchó un golpe muy fuerte a
sus espaldas, volteó de inmediato para ver con terror que sus hijas estaban debajo
de un camión, fueron atropelladas perdiendo la vida en al instante.
El pesar duró
mucho tiempo, pero transcurridos cuatros años, la madre dio a luz
de nuevo gemelas,
estas era muy parecidas a sus fallecidas hermanas, lo cual le hacía tener
presente aquel fatal accidente.
Esta vez tenía
una terrible obsesión por su cuidado y no les permitía estar cerca de ningún
peligro, en especial aquella temida carretera.
Pero no podía
estar detrás de ellas las 24 horas, y un día, se vieron muy cercanas al
peligroso lugar, decididas a cruzar vieron hacia los dos lados, no había ningún
auto, con un paso en el asfalto, fueron tomadas del hombro bruscamente por su
madre, quien lloraba desconsoladamente, diciendo –No crucen- a lo cual recibió una respuesta
inesperada de las dos pequeñas: -No
pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez, no volverá a suceder…-
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