En cuanto a la
creación del mundo, había sido destruido una vez, y las gentes habían sido
creadas de rocas, y que en la primera creación, los dioses habían creado cuatro
soles bajo cuatro figuras, según se muestra en sus libros.
El primero de los
cuales se llama Chalchiuhtonayo, que es como dios de piedras preciosas, y que
los que vivieron bajo este sol, murieron ahogados y algunos tornáronse en peces
y otros vivían de una yerba del río nombrada acicintli.
El segundo sol se
decía Chalchiuhtonatiuh y los que vivieron en éste comían una yerba cencoccopi
y murieron todos abrasados en fuego del cielo, de los cuales, unos se
convirtieron en pavos, los otros en mariposas, los demás en perros.
El tercer sol se
llama Yohualtonatiuh que quiere decir sol oscuro y nocturno. Los que vivieron
bajo éste comían mirra y resina de los pinos, de los cuales hay gran abundancia
en este país, y estos murieron devorados por bestias salvajes, que ellos
llaman... laguna que quiere decir gigantes, de los que entonces hubo en Nueva
España como contaremos después.
El cuarto sol se
llama Ehecatonatiuh que quiere decir sol de aire. Los que vivieron bajo este
sol se nutrían con el fruto de un árbol que se llama mizquitl, del cual hay
gran copia en la Nueva España, el cual fruto los indios tienen en muy grande
estima, y de él hacen bollos para llevar cuando van de camino, y para guardar
para lo largo del año, y en verdad es un buen fruto. Estos murieron por
tempestades de vientos y se volvieron monos.
Cada uno de estos
soles no duró sino veintitrés años y se perdió en seguida.
Y habiéndoles
preguntado que si el sol perecía con los hombres cómo luego salían y se
producían otros soles y hombres, respondieron que los dioses hacían estos soles
y estos hombres.
Dicen también que
sus antepasados les han dicho que el mundo fue destruido por las aguas, y así
fueron ahogadas todas las gentes, a causa de los pecados que habían cometido
contra los dioses, además que ellos habían descendido al infierno donde las
almas eran quemadas.
Y que por esta causa, los que fueron creados
después habían de quemar los cuerpos y guardar las cenizas porque esperaban que
Mictlantecutli, dios del infierno, los dejaría salir y así resucitarían otra
vez. En lo cual se ve bien que el demonio les decía una verdad para hacerles
creer mil embustes.
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