sábado, 2 de enero de 2016

O´SÉRARE



Hace mucho tiempo en el territorio del pueblo tarahumara, en la cima de un cerro, vivía una serpiente que llevaba por nombre O’sérare.

Cuando la serpiente tenía hambre, en el cerro soplaban fuertes vientos. O’sérare había empezado por comerse a las vacas de los indios, menguando así su ya pobre patrimonio.

Ahora, le había dado por empezar a comerse a los tarahumaras. La serpiente se volvía un remolino, se acercaba a las personas, las envolvía, y las devoraba sin piedad.

Ante esta situación, los rarámuri se reunieron para darle solución a este terrible problema.
Decidieron que la única forma de poner remedio era matando a O’sérare.

Después de largas horas de decidir cómo debían matarla, un hombre dijo que cuando la serpiente abriera la boca, se le arrojaran piedras calientes, a lo que otro retrocó que al sentir el calor no abriría la boca, que lo mejor sería aventarle un niño envuelto.

Todos pensaron que valía más sacrificar a un niño, que esperar que la serpiente terminara con todo el pueblo de rarámuris.

Decidieron que primero le arrojarían al niño, y cuando volviera a abrir la boca pensando que le darían a comer un segundo niño, aprovecharían para aventarle una piedra caliente envuelta a fin de que creyese que se trataba de otro infante.

Pusieron manos a la obra, le arrojaron al niño envuelto, cuando O’sérare volvió a abrir la boca creyendo que le estaban obsequiando con otro, rápidamente le metieron en la boca muchas piedras calientísimas.

La víbora se empezó a contorsionar del dolor y todos echaron a correr de puro miedo.

Al poco rato, armándose de valor, todos los habitantes del pueblo corrieron a ver a la víbora.

Encontraron a O’sérare tirada en el suelo, enrollada sobre sí misma y completamente muerta.

Todos regresaron contentos a sus casas.

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