lunes, 18 de enero de 2016

LA LAGUNA DE MARÍA



Una leyenda muy conocida en el estado de Colima relata que Jorge y María vivían en el poblado de San Antonio, situado en el Municipio de Minatitlán.

La pareja no se llevaba muy bien, pues Jorge era sumamente parrandero y le gustaban mucho las fiestas, a las que acudía sin importarle que a María le desagradase su comportamiento tal alocado.

Por su parte, la mujer padecía de los terribles celos que, con razón o sin ella, le hacía sufrir el parrandero de marras.

En una ocasión Jorge se fue de farra y no regresó en varios días. Como es de suponer, María estaba enloquecida de celos y rabia ante su desaparición.

Tan furiosa estaba que decidió invocar al Diablo para que la ayudase.

A cambio de su alma le solicitó al Chamuco que le otorgase el amor eterno de su marido.

Pasaron algunos días, y por fin Jorge regresó al hogar tan tranquilo; pero no encontró en su casa a María, y decidió ir a buscar al cura de la Hacienda de San Antonio para que le ayudase a encontrar a la mujer, pues las horas pasaban y la desaparecida no aparecía, cosa que se le hizo extraño al parrandero.

El cura juntó a unos cuantos voluntarios, y se organizó una batida para buscar a la mujer. Machete en mano para abrirse paso, los hombres se internaron en la espesura del bosque, hasta que llegaron a una laguna.

A orillas de la laguna encontraron un sepulcro del cual salió y María cuyo cuerpo empezó a flotar hasta llegar al centro de la laguna.

Al llegar al, la muerta se surgió en el agua, y desapareció para siempre, para irse a los recanijos infiernos, donde el Diablo aguardaba su alma.

Desde entonces, a la laguna se la conoce con el nombre de Laguna de la María, y aún puede verse en la orilla el sepulcro de donde surgió la celosa esposa que vendió, inútilmente, su alma al Diablo.





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