Miguel Perea trabajaba en la Real Casa de Moneda de
la Ciudad de México como tercer ayudante del operador de la Balanza.
Era un hombre de talla pequeña, muy gordo y muy
agradable.
Estaba casado con doña Angustias, quien hacía honor
a su nombre, ya que siempre estaba preocupada por todo y esperando que
sucediera lo peor.
Un día, la mujer vio a su esposo arrodillado en el
altar domestico dedicado a San Antonio. La esposa se puso muy contenta al verlo
muy devoto la mayor parte de los días de la semana.
Una mañana cuando doña Angustias estaba limpiando la imagen del santo, se dio cuenta de que estaba hueco, metió la mano y se encontró con muchos papeles.
Curiosa, empezó a
leerlos y concluyó que don Miguel tenía una amante pues en ellos se leía: “Diez
pesos para la Santiaguita” o “Cincuenta pesos para la Santiaguita” o “Cien
pesos para la Santiaguita” Muy afligida y celosa, decidió escribirle a su
esposo un mensaje, que rezaba: “Querido Miguel, sal porque tengo algo muy
importante y urgente que decirte.
Con amor La Santiaguita”
Hubo vez escrito el mensaje la mujer se dirigió a la Real Casa de Moneda, y
entregó la misiva a un portero con la orden de que se lo entregara al infiel
marido.
Cuando la leyó don
Miguel, quedó desconcertado y salió a la calle, donde se encontró con su mujer
vuelta una furia. Al verlo, la mujer le dio una bofetada y le reclamó por tener
una amante llamada La Santiaguita a la que mantenía mejor que a ella, pues le
daba mucho dinero.
El hombre, con la mano
en la mejilla, se apresuró a sacarla del error y le dijo: ¡Pero querida esposa,
estás equivocada, La Santiaguita no es una mujer, es una mina de Pachuca.
Esos papeles que leíste
son las cantidades que voy anotando de los pagos de las acciones que compré,
las puse dentro del San Antonio para que nos haga el milagro de hacernos ricos
y poder comprarte buenos vestidos a ti y a nuestros hijos, y para vivir en una
casa mejor.
Doña Angustias ante la
explicación de su marido, se sintió muy avergonzada y le pidió perdón a su
marido por haber dudado de él.
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