En el pueblo de San Pablo
del Monte, situado al sur del estado de Tlaxcala, existe una leyenda que relata
que hace muchos años, en el tiempo de la Colonia, vivía ahí una mujer que era
sumamente hermosa.
Esta mujer estaba casada con
un hombre muy celoso, quien frecuentemente la encerraba en la casa, a fin de
evitar que le fuese infiel. Un mal día, el hombre la encerró durante dos años,
nadie la podía ver.
Cuando finalmente pudo salir
de la cava, la mujer estaba irreconocible, porque las ratas habían devorado su
cara de la cual ya no quedaban rastros de su belleza.
Ella había escuchado los
gritos de sus hijos, quienes estaban sufriendo la tortura horrenda de sentir
que su padre les estaba destrozando la cara, pues al ver lo bello que era le
venía a la mente el recuerdo de su esposa, que tan hermosa era.
Cuando la mujer salió del
encierro, el marido la vio y echó sobre ella a los perros furiosos que criaba
para cuidar la casa.
Los canes acabaron de
destrozar el cuerpo y la cara de la pobre madre. Pero sacando fuerzas de
flaqueza, la pobre mujer consiguió tomar a sus hijos asesinados y cargándoles
salir a la calle.
Era la medianoche. Poco
después, la mujer moría a su vez del dolor de ver a sus hijos destrozados y de
las heridas que ella misma sufría.
Desde entonces el espíritu
de la pobre mujer se aparece el segundo sábado del mes de octubre, día de la
terrible tragedia, para buscar venganza, pero nunca encuentra a su malvado
marido, lo busca en vano.
A la desafortunada madre los
lugareños la conocen con el nombre de La Señora, y es sumamente
temida, pues si llega a encontrase con un hombre pasada la medianoche, lo mata y
lo devora sin piedad, como no la tuvo el padre de sus hijos.
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