Cuando mis abuelitos llegaron de Austria
encontraron donde vivir en la colonia Guerrero.
Eso fue allá después de la Primera Guerra Mundial y
se vinieron a México porque aquí tenían conocidos, pero el caso de ellos es que
no eran judíos ricos y por eso se fueron a esa colonia que era bastante popular
en aquellos años también.
Cuando ya les fue mejor, entonces se cambiaron acá
a la Roma, donde a mi mamá le tocó nacer, pero mis tíos mayores crecieron en la
Guerrero ―explica la Sra. Esther Hoffman Koch.
Mi tío Jacob, que era el mayor de la familia,
aprendió hablar el español conviviendo con los muchachos de esa colonia y yo
bien me acuerdo que él nos platicaba cuentos de miedo que según esto eran o son
exclusivos de la colonia Guerrero.
Has de saber que antes había un panteón allá, el
panteón de Santa Paula, que entiendo estaba por los rumbos de Garibaldi ―según
entiendo ya no existe porque lo demolieron para construir unos departamentos, o
algo así―.
Creo que era un panteón muy famoso porque ahí
sepultaron a gente importante del siglo XIX y hasta entiendo que Santa Anna, el
dictador, ahí le dio cristiana sepultura con todos los honores a la pierna que
le volaron en una guerra.
No estoy seguro de esto, pero eran las pláticas de
mi tío.
Entonces resulta que, según las leyendas, en ese
panteón había muchas apariciones y espantos que, según esto, mucha gente había
tenido la mala fortuna de ver. Y también decían que se escuchaban llantos en
las noches.
Pero la leyenda que más nos asustaba era una que
del panteón salía una muerta que andaba toda vestida de negro, así como de
luto, pero era una muerta, y según esto que la veían a media noche que cruzaba
las rejas del panteón que siempre estaban cerradas a esas horas, y se iba
caminando hasta meterse en una casona muy grande que había por ahí.
La meritita verdad no sé cuál casa haya sido ni si
todavía esté en pie porque ya ves que luego tumbaron muchísimas construcciones
antiguas por todas partes.
Yo no conozco a nadie que viva en la colonia
Guerrero, por eso no sabría decirte si todavía se cuente esa leyenda que nos
platicaba mi tío Jacob, o si todavía algunas gentes de ese rumbo sigan viendo
en la media noche a la muerta que supuestamente salía del panteón.
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