En el
barrio de San Román de la ciudad de Campeche, se cuenta una terrible leyenda
que se ha transmitido a través de los tiempos.
Cerca de
la ciudad existe un lugar conocido como la Cueva del Toro, situado en pleno campo. En ella vive un horrendo animal que
tiene la forma de un toro.
Desde
afuera de la cueva se pueden escuchar los terribles bramidos que suelta cuando
se encuentra enojado y quiere conocer mujer.
En
cierta ocasión Margarita García, alias La Chula, fue a visitar a una amiga suya
que vivía cerca de la ciudad de Campeche en un pequeño pueblo.
La
distancia entre la casa de su amiga Sebastiana y la de Margarita no era mucha,
se recorría fácilmente en quince minutos, pero había que agarrar campo y pasar
por la temible Cueva del Toro.
Margarita
llegó a la casa de Sebastiana a las cinco de la tarde. Las horas se les fueron
volando a las muchachas contándose sabrosos chismes y riendo a cada momento de
las ocurrencias de Margarita que era dada a los chistes y a las bromas.
Tan
divertidas estaban que no se dieron cuenta de que el reloj marcaba el cuarto
para las doce de la noche. Apurada, Margarita se despidió de su amiga y tomó
camino para su hogar.
A la
mitad del trayecto pasó frente a la Cueva del Toro y vio cerca de ella a un joven muy
hermoso que se encontraba sentado sobre una piedra.
Habían
sonado las doce de la noche. Al verlo la joven no sintió miedo, pues el hombre
parecía todo un galante caballero.
Al
llegar Margarita a la altura donde se encontraba el hombre, éste se levantó y
le dijo: -“¡Exquisita y bella dama, permítame acompañarla en este oscuro
camino!”- Margarita le vio y muy imprudentemente aceptó la invitación.
De
pronto, el caballero la tomó en sus poderosos brazos y a la fuerza la metió en
la cueva.
En ese
momento la chica recordó que de la Cueva del Toro salía dicho animal que poseía
la capacidad de convertirse en un bello galán.
Pero era
demasiado tarde. El Toro-caballero se la había raptado y llevado hasta lo más
profundo de la cueva, en donde la poseyó sin miramientos.
Los padres de
Margarita al ver que no llegaba a la casa acudieron a la de Sebastiana, pero
antes de llegar a ella vieron en la entrada de la Cueva el listón de seda que
acostumbraba ponerse en el pelo.
Entonces
comprendieron. Habían llegado demasiado tarde y el Toro se había llevado para
siempre a la chica, pues era sabido que las jóvenes que desaparecían nunca
volvían a encontrarse.
Los
habitantes del barrio de Campeche acudieron a auxiliar a los padres de la
desdichada Margarita, trataron de entrar a la Cueva del Toro, pero nada
consiguieron, por lo que el terrible monstruo sigue haciendo de las suyas cada
vez que puede.
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