lunes, 21 de septiembre de 2015

LOS ESPÍRITUS QUE DEFIENDEN SU MINA



Había una vez dos mineros, Gustavo y Sergio, que iban caminando muy tranquilamente frente la salida de la mina del Sombrerete, localizada en el Municipio de Sombrerete en el estado de Zacatecas.

De repente, algo misterioso jaló a Gustavo y lo detuvo, de manera que ya no podía seguir caminando.

El que no fue detenido, Sergio, continuó su marcha.

Pero se dio cuenta de que su compañero no le seguía, y decidió regresar a ver qué pasaba con Gustavo.

Regresó, pero no lo encontró, pues la mina se lo había tragado.

Desconcertado, Sergio volvió al pueblo donde vivía y dio aviso de lo que sucedía.

Nadie le creía, hasta que doña Mariluna, una viejecita de noventa y siete años, afirmó rotundamente que lo dicho por el muchacho era verdad, pues la mina estaba habitada por terribles espíritus que gozaban llevándose a las personas que pasaban frente a la mina, aunque este hecho no había sucedido en mucho tiempo.

Tales espíritus vivían en las profundidades de la tierra, pero estaban muy molestos porque los humanos habían horadado sus territorios abriendo muchos hoyos y robándose la riqueza escondida en ella, sin tener permiso para hacer tal infamia.

Gustavo, al oír el relato de la anciana, quedó sumamente afectado.

Ya nunca volvió a trabajar en la mina, y dicen que hasta se a Estados Unidos del sustote que se llevó. Pero algunas personas dicen que no se fue al otro lado, sino que se volvió loco y sus familiares lo llevaron a un asilo de por vida.

Los espíritus de la mina siguen llevándose a las personas que pasan frente a ella y se descuidan, sobre todo si son mineros incautos.

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