En la calle Amador Garza
vivía Mariano Hernández velador de la Fábrica de Vestidos Morales, situada en
Sabinas Hidalgo, Nuevo León, y de las calles aledañas a ella.
Los dueños de la fábrica y
los vecinos le daban una cooperación semanal por sus servicios.
Una noche salió como de
costumbre con su esposa, que acostumbraba acompañarlo unas cuantas calles.
Al llegar al templo de San
José se dieron un beso, la mujer regresó a su hogar y Mariano se dispuso a
emprender sus labores de vigilancia.
Llegó a la esquina que
forman las calles de Porfirio Díaz y Doctor Coss, punto desde donde empezaba su
recorrido, cuando empezó a chispear. Aun así, empezó su tarea.
El doctor Margarito Elizondo
le había pedido al velador que si sabía de alguna persona enferma, aunque fuese
la madrugada le avisara para acudir a atenderla.
Pasadas las primeras horas
de vigilancia, don Mariano tomó café de su termo y encendió un cigarrillo.
En esas estaba cuando de
pronto algo llamó su atención: vio una negra figura que se dirigía hacia el
poniente.
Se trataba de una mujer toda
vestida de negro, cuyo rostro tapaba un oscuro chal.
El velador pensó que se
trataba de una madre que buscaba ayuda para su hijo enfermo, por lo cual se
acercó a ella y le preguntó si se le ofrecía alguna cosa.
La mujer de negro se volvió
a verlo y con una mano se descubrió el rostro.
Su cara era una calavera.
¡Mariano se encontraba frente a la Muerte en persona¡ Quedó completamente
paralizado de terror, mientras la Muerte se alejaba por la Calle Juárez.
Don Mariano se puso a rezar.
Al terminar su guardia, el
velador se dispuso a regresar a su casa.
En el trayecto se encontró a
un policía a quien preguntó si no se había topado con una mujer vestida
toda de negro; el gendarme respondió que sí.
Mariano se enfermó del
susto, su mujer lo llevó a la iglesia de San José, donde el sacerdote le echó
agua bendita y le prodigó rezos.
Nunca más se le volvió a
aparecer la Muerte, pero el hombre quedó de por vida sumamente afectado, ya no
volvió a ser el mismo, la Muerte lo había marcado para siempre.
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